Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

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30 de julio de 2009

OTRA VEZ, AUNQUE DIFERENTE


La historia de vida "tumoral" se vuelve a repetir, aunque esta vez no es igual, esta vez tiene la coletilla de benigno (en principio).
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Hace dos días me encontré un bulto entre la costilla y el pecho, de un tamaño considerable, no sobresale, pero tocando se palpaba. Mi reacción fue inmediata, tocar (o sobar) el lado contrario para comprobar que es algo del organismo paralelo. Pero no fue así, ya que en el lado izquierdo no figuraba nada. Me asusté, me volví a asustar.
Me fui a ver a mi oncólogo, pero como estamos en periodo estival, pues estaba de vacaciones, por lo que me citaron para el día siguiente para verme. La noche fue sonámbula, vacía, ni siquiera bailaban pensamientos en mi interior. Nada, una noche vacía.
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Cuando llegué a la consulta, salió la oncóloga que estaba por allí y me recibió en un despacho de reuniones, ya que las consultas estaban ocupadas. Qué decir de esta doctora, que sólo con forma de hablar, de mirar, de tocar, tranquiliza bastante. Fue una suerte toparme con ella, porque aparte de darme una primera observación bastante tranquilizadora, compartió conmigo un término precioso, lo más bonito que he escuchado en esa zona del hospital, me enseñó el significado de los recuerdos positivos.
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Antes de compartir esa gran lección, decir que palpándome el bulto, llegó a la primera conclusión de que era un lipoma, un tumor benigno, ya que por las características táctiles no hacía pensar otra cosa. Aún así me lo estudiaran en estas dos semanas siguientes, con resonancia y biopsia, y el día 27 del mes siguiente me darán los resultados, y con casi toda seguridad, habrá que pasar por quirófano. Me tranquilizaron sus palabras, aunque pasé un día raro, ya que la euforia de haber derrotado al cáncer aún estaba en mi cuerpo.
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Le pregunté por unos dolores que siento, dolores intermitentes y saltarines como yo los llamo, y que bailan del pie al codo, del codo a la rodilla y a sí pasando por todos los huesos de mi cuerpo. No son dolores fuertes, ni incómodos, sólo que siento como punzadas de vez en cuando, Y fue ahí cuando compartió lo de los recuerdos positivos. Consisten en que, cuando una persona ha pasado por un trance, por un problema de salud, el cuerpo humano, como es tan sabio, emite unas leves molestias para que nunca olvidemos que hemos pasado por un percance, que somos vulnerables y que debemos aprender de vivido.
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Me contó el caso de que las mujeres que dan a luz a niños con problemas mentales, se acuerdan perfectamente de toda la medicación que tomaron durante el embarazo (para dolor de cabeza, antibióticos, para fatiga, ...) mientras que las madres que dieron a luz a niños sin esos problemas, no alcanzan a recordar todos y cada uno de los medicamentos que tuvieron.
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Sus palabras me tranquilizaron, y me llevé de regalo de esa consulta un souvenir que a mi modo de ver me llegó al corazón, me llevé los pensamientos positivos.
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Pensaba estar seis meses tranquilos de pruebas médicas, pensaba tomarme vacaciones clínicas, pero no va a ser así. Lo acepto, lo acato y me prepararé para todo lo que venga, porque ya sé luchar. Me toca revivir la historia otra vez, aunque diferente.

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