Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas
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31 de diciembre de 2008

OTRA VEZ EL CHAMPAGNE Y LAS UVAS ....


Comienza la recta final de este año, mi gran año raro; preparamos nuestras mejores galas, empiezan los rituales correspondientes a este día, el último día del año, ropa interior roja, almorzar con lentejas, echar oro en la copa del brindis, y con todo eso uno se predispone a pasar un gran año venidero. Yo siempre he hecho esos rituales (no soy superticioso, que da mala suerte), y la verdad, unos años han sido buenos, otros malos, y este que ya termina, raro (muy muy raro).
Y digo año raro, porque, siendo justo, no ha sido malo, ha sido un año lleno de cosas nuevas, un año lleno de colores, empezó negro, luego gris, dando paso al verde, después al rojo, al azul y así hasta llegar al blanco, al momento de paz y de felicidad que siento en este momento.
Ha sido el año que más he hecho de todo, más he llorado, más he sufrido, el año en el que más vulnerable me sentí,............., ha sido el año en el que más me he reído, más he salido, más me he sentido arropado y apoyado, el año en el que mi vida comenzó a ser vida, pasé de robot que hacía las cosas matemáticamente a ser el hombre que siempre quise ser, disfrutando con lo más mínimo, dejando los problemas banales a un lado y ahogándome en una piscinas de sentimientos ocultos.
¿Que qué le pido a este año? Salud, mucha salud, salir de esta enfermedad para poder ayudar a personas como yo; seguir siendo feliz, e impregnar esa felicidad a personas enfermas, poder decirles que con cáncer se puede ser feliz; además, este año es uno de los años más importantes de la vida de mi hijo, su comunión, y quiero que sea una fiesta, su gran fiesta, quiero estar bien para hacerle gozar y disfrutar de ese día, que se convierta en un día inolvidable.
Este año quiero conocer a todos los que me han ido apoyando en esta cruzada, los que están como yo, saldremos, todos saldremos, y haremos una gran fiesta, brindaremos, nos abrazaremos y sobretodo, nos alegraremos de poder estar vivos, de poder estar sanos, de estar curados.
Este año va a ser mi año, nuestro año, el 2009 será el año en el que ganamos la batalla al cáncer.
FELIZ AÑO 2009 A TODOS.

23 de diciembre de 2008

CARTA A PAPÁ NOEL


Querido Papá Noel:


Como bien sabes, este año ha sido un aprendizaje muy especial para mí. Desde que me diagnosticaron cáncer no me he dejado sucumbir por la tragedia ni la pena, y contra todo pronóstico, he sabido salir a flote con la cabeza bien alta, iluminando los días tristes y disfrutando los días alegres.
Sé que hace muchos años que no te escribo, más bien te acompaño a la hora de elegir los regalos de los míos, me he convertido en tu asesor, pero este año es diferente, este año es especial para mí.

Por estas fechas justo hace un año me sentía angustiado, sin saber qué se cocía en el interior de mi organismo, ya que un bulto decidió salir a flote, y mientras me hacían pruebas y demás, nos encajamos en las navidades. Aunque un médico me dijo que no me preocupara, que no era nada serio, ya que en la radiografía no se apreciaba nada, tenía un presentimiento, de que algo no funcionaba bien. Finalmente, un puñado de proteínas decidieron hacer una sentada en mi clavícula formando un tumor. Podría haber sido peor, pero no lo ha sido, y empecé con el tratamiento. Me han radiado durante veinticinco semanas, un poco cansado sí, pero ha sido tan efectivo ese tratamiento, que cada vez que voy a alguna revisión, todo va viento en popa.

Este año no te voy a pedir nada material, porque, con los años he aprendido que lo material es tan efímero y tan banal, que no nos lleva a ningún lado. A mis niños y familiares, pues ya te he ayudado en la elección; pero esta carta es mía, y voy a ser algo egoísta, ya que lo que te voy a pedir es para mí. Quiero salud, mucha salud. He visto las orejas al lobo, y aunque pongo todo de mi parte, una ayudita tuya no me vendría mal. No quiero correr en la curación, lo único que pretendo es curarme. Eso sí, hay que ser justos, y por ello quiero agradecer a todo el equipo médico que me han tratado y ayudado, y al otro equipo, los que me rodean y me miman, por no dejarme caer nunca.

De pequeño me trajiste bicis, juegos de mil formas, geyperman, pero sobretodo me traías mucha ilusión, te esperaba pacientemente y ansioso a la vez, y curiosamente, este año te espero igual, con mucha ilusión, deseando desenvolver esa porción de salud que me vas a regalar, a mi y a todos los que estamos con algún problemilla. Sé que estás en mi ejército, y que me ayudas desde ese lugar mágico donde vives, rodeado de nieve, renos y pequeños duendecillos, y que pronto habrá acabado esto.

Sabes que he aprendido la lección que me ha dado la vida, y estoy disfrutando todos y cada uno de los momentos sorprendentes que tiene el estar vivo, y eso jamás lo olvidaré.

Una cosita más, si no te importa, me gustaría aprovechar esta carta para desear a todos todos todos FELIZ NAVIDAD, que todos seamos felices, cada día más, me gustaría desear que todos seamos felices no sólo en este periodo, sino en todo el camino llamado vida.

Sin más, para no entretenerte, desearte un feliz día, pedirte que tengas paciencia con todos, y agradecerte que siempre hayas estado ahí

10 de diciembre de 2008

.... Y LLEGÓ EL BALANCE, el primer balance



Ya ha pasado un año, trescientos sesenta y cinco días en los que he vivido al máximo, doce meses muy intensos, y ahora llega la reflexión.


No ha sido fácil llegar hasta aquí, he subido muy cuesta arriba, pero ha merecido la pena, el vivir merece la pena. A pesar de que no supe la noticia hasta pasado más de un mes, mi tumor de la suerte y de nombre feo salió el 7 de diciembre de 2007. Y mucho he pasado desde entonces, creo que es justo pararse a reflexionar, soltar todo para comenzar un nuevo año al que solamente le pido salud, mucha mucha salud.


No puedo decir que todo ha sido bueno, porque, seamos honestos, un cáncer no es bueno. Pero sería injusto por mi parte decir cuanto dolor, sobretodo anímico he sufrido, cuantas lágrimas he soltado y cuanto maldije mi organismo. En este tiempo lo malo me enseñó que todo tiene dos caras y que hay que saber elegir la correcta, la buena, todo tiene lo amargo y lo dulce, lo cruel y lo benigno, la desgracia y la felicidad; sólo hay que reflexionar para dejarnos envolver con la parte beneficiosa para nosotros, que la vida son dos días y hay que saber disfrutarlos.
Lo que más me enorgullece es que, pasado unos años, poder contar que tuve una lucha con un cáncer de nombre feo, muy feo, y que lo vencí, que la aparente vulnerabilidad que yo tenía se convirtió en mi aliada para poder vencerlo, que con mis ganas y tesón, y un ejército de familiares y amigos combatimos y ganamos.
Ojalá pueda ayudar a gente en mi situación, o a familiares para poder paliarles el dolor que esto provoca. Ojalá algún día no muy lejano pueda contar mi experiencia para ayudar, ese es mi propósito. He pasado por mucho dolor, he sabido canalizarlo para que no me venciera, y eso es lo que quiero expresar, dar mis consejos, como lo que escuché una vez, y ha sido mi grito de guerra, "la cura empieza por la cabeza". Quiero ser mecenas de todo lo que he escrito, ayudar en batallas ajenas, quiero convertirme en el hombro para que se apoyen. Quiero hacerles ver que con cáncer se puede vivir, que con cáncer se puede ser feliz, y sobretodo, que el cáncer se curará.

6 de diciembre de 2008

PRIMER AÑO DE VIDA (o mi mejor año)


Un año ya, ha pasado tan rápido y tan despacio a la vez, ha sido tan penoso y tan glorioso a la vez, que no se me ocurre otra forma de describirlo mas que un año de vida, de nueva vida.

En este año me he encontrado a mí mismo, he recapacitado, he aprendido a canalizar el tiempo, y sobretodo, a disfrutar del tiempo. Ha sido un año lleno de incertidumbres, con muchas lágrimas, lágrimas de dolor, lágrimas de alegría, lágrimas de vida; éste ha sido un año muy intenso, demasiado para asimilar todo, por eso sólo me quedo con lo bueno de este año.

Si hace un año y un día me dicen que me iba a pasar todo lo que me ha pasado, no me lo creo. Y es que de buenas a primeras me he visto envuelto en tantas cosas que casi no doy crédito a todo lo que me ha pasado.

He conocido al dolor, a la vulnerabilidad, al terror y al miedo, pero en este viaje me ha acompañado y guiado la ilusión, la amistad, el amor, la vitalidad, la fuerza, el coraje y sobretodo las ganas por ser el único vencedor en mi batalla particular.

En esta aventura me he topado con gente que me ha aportado tanta energía que ha sido fácil sobrevivirlo. Me he reencontrado con amigos, he podido afirmar lo que siempre sospechaba, que tengo la mejor familia que nadie puede tener, jamás me he sentido solo, me han guiado, todos los que me rodean y se preocupan por mí han sido mis alas para no caer, han sido el hombro donde me he desahogado, han sido mi aliento, me han enriquecido con todos sus gestos y actos. Este año ha sido mi año, mi GRAN año.

En este año me topé con mi enemigo, de nombre feo, muy feo, quiso medir las fuerzas conmigo, y no ha podido, y no va ha poder. Las batallas las voy ganando una a una, las vamos ganando una a una, y la voy a ganar, la vamos a ganar.

Ha sido un año completo, he aprendido, he renacido, y estoy creciendo, creciendo como persona, como marido, como hijo, hermano y amigo; no ha sido un año de propósitos, sino de realidades, de grandes cambios en mi ego, en mi mente y en mi corazón.

Puedo decir que ha sido mi mejor año; me he reencontrado y he pulido mi personalidad; me he esforzado en vivir, en sobrevivir; me he rodeado de gente que me quiere y me cuida; he plantado cara al cáncer y al dolor; por todo esto y más, mi mejor año.

2 de diciembre de 2008

MIS PRIMERAS NAVIDADES (o las más especiales quizá...)


Diciembre ya llegó, y con él el periodo que más me gusta (con lo ateo que soy....). Siempre me ha entusiasmado la navidad, mucho, muchísimo, y desde que soy padre más aún. Disfruto todo lo que conlleva, desde el ver una y otra vez los catálogos de juguetes con los niños (os puedo asegurar que lo he visto en lo que llevamos de periodo como veinte veces), montar el árbol y el belén, salir a pasear y ver el alumbrado, ver a la gente cargada de bolsas con las compras propias de este tiempo (aunque con la crisis, irán más ligeros de equipaje....), cantar villancicos (o tararearlos, mi timidez no me deja cantar en público), y todos esos rituales que van acaeciendo. Pero lo que más me gusta de todo es la cara de ilusión, de alegría de los niños cuando la mañana de reyes se levantan aún con las legañas pegadas en los ojos a abrir mil y un regalos. Ese momento lo tengo guardado en mi retina año tras año.
Estas navidades son aún más especiales para mí. Mis primeras navidades de guerrero, de luchador, de sobreviviente y sufridor. Os puedo garantizar que las voy a disfrutar aún más. Nada perturbará mis ilusiones.
Este domingo día 7 de diciembre hará un año del que me salió el tumor (a las tres de la mañana me di cuenta...), y vamos a hacer una fiesta, a celebrarlo, porque, gracias a él mi vida cambió a mejor (quién me lo iba a decir).
Ha sido un año raro, diferente, ha pasado tanto en tan poco tiempo que casi ni he asimilado, o mejor dicho, no he querido asimilarlo más de lo normal, porque no quise, no quiero perturbar mi mente más.
¿Qué ha tenido de diferente este año, si he reído, he llorado, he disfrutado y me he agobiado? Pues la diferencia fue que empecé a agobiarme, a llorar más que nunca, y de buenas a primeras a reír más que nunca, y a reír más que nunca. Me he sentido en la escuela, pero en lugar de ser el Funcadia que era como se llamaba la mía de antaño, ésta se llama la escuela de la vida. Lo mejor de todo, que ahora siento más que antes.
Por todo ello son mis primeras navidades, o las más especiales (si cabe...)

22 de noviembre de 2008

MIRÁNDOME EN EL ESPEJO




Ya que han pasado los nervios ante esa prueba de fuego llamada revisión, ahora toca hablar de mí, y lo haré en primera persona, me miraré en un espejo y os contaré como soy, lo que veo, lo que siento.

Soy extremista, o me encantan las cosas o las odios, el punto medio no existe en mi vida. O me apasionan las cosas o las detesto, así que no os asustéis si encontráis expresiones con "me encanta" u "odio", porque son palabras muy de mi día a día.

Entre las cosas que odio, las verduras, legumbres y sobretodo cosas que no se le puedan echar mayonesa. Las cosas verdes en la comida, pues no van conmigo, intento comerlas, hacer de tripas corazón, pero se me resisten. Odio el tomate, me da fatiga, no puedo con su textura. Y sobretodo, odio cuando voy a comer y te ponen un "cacho" plato con una minúscula porción de carne en el centro, acompañado de hierbas y de cosas que siempre pienso que se encuentran en los bolsillos de los camareros y para adornar las echan en el plato. Odio la gente que juzgan a los demás, que se creen superiores, que crecen cuando pisan al prójimo, más que odiar, quizá me den lástima estas personas que viven con la arrogancia como auto estima. Odio la frase "uy, estás más gordito", sí señora, me he cebado esta semana y no soy ciego, así que no me machaques con esa frase, porque si me pongo yo a decir como estás tú...., evidentemente es lo que pienso, no lo digo, me limito a poner cara de sí, sí, y agacho la cabeza. Me da asco montarme en el bus a las dos de la tarde, que por desgracia utilizo para no quebrarme la cabeza dando vueltas para aparcar el coche cuando voy a trabajar. La gente no conoce el significado de higiene personal?? Dios, como puede haber gente así, en pleno siglo XXI sin nociones de higiene. Puedo entender que a las dos de la tarde estén algo sudados, pero que a las nueve de la mañana esa misma gente que coincidimos en el bus huela como huelen, pues no lo entiendo la verdad.

Aparte de odiar, también me encantan muchas cosas.Me encanta el beso de la mañana de mi mujer y mis hijos. Ese primer beso me transmiten sus sueños, su paz por el nuevo día, es el beso más especial, junto con el que le doy a mis hijos cuando ya están dormidos. Me encanta estar con amigos en el bar de la esquina de mi casa, hablando de nuestros trabajos, nuestra vida, desahogarnos, reírnos, divertirnos, escuchando y sobretodo uniéndonos más. Me gusta escuchar, intentar aconsejar, aunque no es fácil, pero el simple hecho de ofrecer mi hombro creo que es un gesto que nadie debería perder ni olvidar, ayuda y mucho, yo lo he necesitado en numerosas ocasiones, y siempre he tenido hombros para apoyarme. Me encanta mi trabajo, con mi estress, las mil y una llamadas en media hora, las prisas y los suspiros, me hace sentir vivo. Me encanta el azul, ese color desde que tengo uso de razón se ha apoderado de mí, y siempre llevo algo azul, se vea o no. Odiaba los tatuajes, pero me encanta el mío, me lo hice por el amor que siento sobre mi mujer e hijos. Me gusta escribir, que fácil es demostrar lo que siento así, y no por palabras.
Me aterra el alzehimer, he visto el sufrimiento de mi abuela, y más que el de ella, el sufrimiento de todos los que la rodeábamos, y ver como poco a poco nos iba olvidando, aunque prefiero creer que en el fondo de su mirada sabía quienes éramos. Por eso, cuando veo la película "El diario de Noa", lloro a moco tendido.

Me gusta la música, aunque odio la que no aporta más que ruidos. De esa música de verdad que tanto me entusiasma destaco un grupo, Mecano, y una voz, Ana Torroja. Han puesto banda sonora en muchos momentos de mi vida, y gracias a esa admiración, conocí a gente maravillosa, incluso un brother madrileño.
Odio los anuncios, cuando empiezan, tengo la necesidad de hacer zapping de manera compulsiva, incluso cuando dicen "volvemos en 20 segundos", que por cierto, lo odio más.
Del cine, todo lo que hace Julia Roberts me parece una maravilla, incluso esa peli rara llamada Closer. Me encantan las pelis del género thriller o intriga, las de miedo (que no de sangre), y también las comedias. Odio las pelis de arte marciales, creo que de pequeño me saturé de todas ellas.
Esto ha sido una terapia para conocerme mejor a mí mismo, para los que me conocen lo hagan mejor, y para los que no me conocen lo empiecen a hacerlo.
Ah, se me olvidaba, me encanta estar vivo para que las cosas me encanten o las odie.

20 de noviembre de 2008


07.03 del día 19 de noviembre. La noche antes, para poder conciliar el sueño, tuve que ayudarme de un par de valerianas. Me desperté antes de que sonara el despertador, y empezó mi cabeza a funcionar, a pensar en todas las opciones posibles. Decidí no pensar, ya que, tenía el día libre en el trabajo, podría disfrutar de unas horas previas antes de saber el resultado. Así que me alegré bastante el poder llevar a mis niños al cole, disfrutar de ese momento que por el trabajo no puedo hacerlo amenudo.
La cita la tenía a las 13.15 horas, así que tuve toda la mañana para seguir nervioso, muy nervioso. Intenté entretenerme con la tele, mi vista apuntaba hacia la pantalla, pero mi pensamiento estaba en otro lado. Mi mujer me daba conversaciones, la oía, pero no me centraba del todo en las numerosas charlas.
12.10 horas, cojo documentación que tenía que llevar, radiografías y volante de cita, nos montamos en el coche y nos dirigimos hacia el hospital, ya que aparcar allí es toda una aventura (y suerte si me apuráis...). 12.31, como era temprano, nos vamos a la cafetería del hospital (los estados de nervios me da por tener más hambre) y pido una coca cola y una tapa (que por cierto, la cafetería del hospital deja mucho que desear, malas caras, poca higiene, ya que me dieron un vaso roto, y el siguiente por el que me lo cambiaron, manchado de zumo de naranja). 12.56 nos vamos a la sala de espera de la consulta de hematología.
13.15 horas, para variar, hay retrasos, cual aeropuerto, así que los nervios se despuntan cada vez más. Me siento, me levanto, paseo, me siento, observo, pero sobretodo, pienso y pienso mucho además.
14.21 horas, oigo que la enfermera me nombra (no había nadie más en la sala, todos estaban atendidos) y entro.
Saludo a la doctora y me siento, y siento como floto en el miedo y la incertidumbre. La doctora empieza a mirar las analíticas, tanto la reciente como las anteriores, y a hacer cuentas en una diminuta calculadora, y mis nervios y miedos cada vez son más agudos; parece que va a decir algo, pero simplemente se limita a mirarme y volver a realizar más cuentas. Se confunde en la cuenta y logra aterrarme, ya que según la primera cuenta, habría subido los índices de mi enfermedad, pero finalmente se trató de un error, así que me da la grata noticia. Todo va muy bien, mi sangre lucha contra la enfermedad sin dejar comerse terreno, aproximando el final de la batalla e imponiéndose ante el enemigo.
14.50, salgo de la consulta, mando un sms a mis contactos y empieza un día de júbilo y satisfacción, lleno de mensajes, llamadas, brindis y muchísima felicidad. Ha sido mi regalo de navidad anticipado, hasta final de febrero no volveré a medirme con mi enfermedad cara a cara. Aunque la lucha es diaria, los días de revisiones es donde se averigua quién va ganando, y por ahora (tocando madera) soy yo.
Gracias a todos por todas las energías tan positivas que me habéis mandado, y perdonad que no haya escrito antes (me han echado la bronca, tenía a gente pendiente del blog para ver el resultado), pero es que ayer no tuve tiempo por la celebración, y hoy por el trabajo.
No tengo sangre azul, pero fuerte es un rato.....

18 de noviembre de 2008

MOMENTO DE REFLEXIÓN


A veinticuatro horas de la recogida de resultados de mis pruebas, llega el momento de reflexión. En todas las revisiones a las que he ido, siempre el día antes han sido de nervios, de incertidumbre, pero sobretodo, en estas horas previas vienen a mí un remolino de imágenes y recuerdos de toda esta encrucijada, los recuerdos me invaden, quizá me vuelvo más nostálgico, ojo, sin pesimismo alguno, porque, curiosamente, el día previo suelo estar más optimista que los anteriores, y más hoy con la cantidad de abrazos cargados de buenas energías que me han mandado en forma de mensaje (mil gracias amigos, yo también estoy con vosotros, lo sabéis).
No es necesario vivir muchos años para haber vivido muchas experiencias, yo soy un afortunado, puedo decir con la boca bien llena que he vivido bastante intenso estos treinta y un años. Por muchos motivos, unos muy buenos, otros no tanto, aunque menos mal que son los menos. Cuando era pequeño quería volar, siempre he querido volar, he soñado que iba volando al cole, jugaba volando, y con el tiempo creo que esa obsesión por volar se traduce en que vivo con ansia la vida, con ganas, con libertad. Siempre he soñado que tenía alas para poder desplazarme, y un día, un tumor de nombre feo quería cortármelas, y lo que ese tumor de nombre feo ha conseguido agrandar más mis alas, vivir más vida, disfrutar más de mi libertad. De pequeño me consideraba inmortal, y cuando digo de pequeño me refiero hasta hace un año, y este tumor de nombre feo me ha enseñado la vulnerabilidad de la vida, la fragilidad tal vez, y a su vez la fortaleza mental del ser humano.
Ahora mismo cuento las horas, los minutos, los segundos que distan hasta la cita con mi médica. Allí si que sudo eh, porque además, la doctora se pone en silencio a leer los informes, me mira y vuelve a leer, y así como diez minutos que se me hacen eternos, si supieseis todo lo que pienso en ese tiempo. Miro a mi mujer, y la veo como intentando leer tras el papel, mi madre cruzando dedos, pies, y rezando en voz baja. Dios, unas ganas de coger a la tipa esa y decirle, habla coño, habla, jeje. Las veces anteriores han sido todas buenas noticias, y en ese momento pienso en todo mi ejército que está conmigo en esta batalla, dando forma al sms que mandaré nada más salir a mis contactos, y deseando hablar con todos y cada uno de ellos, que me mandan tantas energías y cariño, que engordo de ego. Confío, deseo, espero que esta vez sea igual. No quiero fracasar en esta etapa de mi vida, quiero salir victorioso.
En fin, es mi momento de reflexión.

17 de noviembre de 2008

NERVIOS, NERVIOS Y MÁS NERVIOS


Se aproxima el día, pronto conoceré el estado de mi enfermedad, y es inevitable sentirse nervioso, muy nervioso.
Aunque anteriormente conté como he aprendido a saber esperar, para esto aún no me he acostumbrado, incluso pienso las dos opciones posibles que hay, para estar prevenido, pero, ¿se puede preveer los sentimientos ante noticias tan importantes?
Para mí, estos días son un quebradero de cabeza, me digo, sí, sí, seguro que todo va a ir genial; pienso también,¿ y si me sale que no va tan bien como debería? Entonces empiezan en mi cabeza las neuronas a discutir (incluso me las imagino cual dos colaboradoras de programas de debate defendiendo cada una su postura). Confío y deseo que todo vaya bien, me lo merezco, he aprendido la lección que me ha dado el cáncer, me cuido, me mimo, me valoro, y lo más importante, he aprendido a que todos somos vulnerables, así que, necesito tener mi recompensa a toda esta angustia. Quizá suene a egoísta, pero también me he convertido en egoísta, en la dosis justa y necesaria para vivir, no más, no para hacer daño. Antes pensaba menos en mí y más en los demás; ahora primero estoy yo, y después los demás.
El miércoles es mi nuevo jucio salomónico, ahí descubriré en qué punto se encuentra mi victoria. En dos días averiguaré cuanto de fuerte he sido, comprobaré lo magnífico que es mi organismo, que con la ayuda de las radiaciones que me han dado, está luchando hasta la saciedad contra un tumor de nombre feo, muy muy feo.
Quiero no pensar, pero cuanto más quiero no pensar, más pienso. Deseo convencerme de que todo va a ir a las mil maravillas, pero cuanto más deseo eso, más me nublo. Será lo que tenga que ser, eso está claro, y seguiré con mi lucha, iré a por todas, porque esta guerra solo tiene un vencedor, y os garantizo que mide más de seis centímetros.
Ay dios, solo tengo nervios, nervios y más nervios............

6 de noviembre de 2008

VIVIR SIN MIEDO AL MAÑANA


El futuro es una incertidumbre de la que nos empeñamos en adivinar antes de tiempo, nos ahogamos en la incógnita de lo que nos deparará. Intentamos anticiparnos a las sorpresas de un caprichoso destino, un sino del que nos tambaleamos día tras día.
Desde siempre he sido muy impaciente, rozando casi la locura por saber y controlar todo lo que vendría; en reyes, no podía con la incógnita de qué me traerían, y curioseaba por todos lados hasta dar con la tecla; cuando se aproximaba mi cumpleaños, olfateaba por todos los rincones hasta dar con alguna sorpresa escondida, necesitaba tener la sensación de todo controlado, saber que lo que vendría, y aunque ponía mi cara de sorprendido, interiormente suspiraba al haber conocido con anterioridad lo acontecido. Muchas noches enteras me he quedado sin dormir pensando en el mañana, haciendo un guión de mis actos, de mis palabras, de mis gestos, siempre he querido tener el control de todo lo que se cuece a mi alrededor, dejando pasar los momentos mágicos que nos regala ese incierto futuro, perdiéndome el poder de improvisación, viendo mas allá de lo que los ojos ven en la vida.
Esa forma de ser la he pulido, o mejor dicho, la he eliminado de mi ser desde que enfermé. Ahora los días los paso disfrutando, las noche durmiendo (no siempre, para qué engañarnos, pero pienso menos en el futuro). Desde que tengo cáncer he decidido vivir, vivir al máximo, luchar cuando haya que luchar, no anticiparme a un futuro, ni preocuparme por lo que no pueda controlar, ya se irá solucionando conforme vengan los problemas.
Por un tiempo me vi limitado de vida, de tiempo, ya que cuando me dijeron que tenía que enfrentarme a un tumor maligno, pensé que la vida se me acababa, que se me acortaba, que iba llegando a mi fin. Con los días he aprendido que todos tenemos un fin, no sé cuando es el mío, ni quiero saberlo, sólo disfrutar, tal y como el principito decía "sólo el corazón puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos".

4 de noviembre de 2008

EXTRACCIÓN DE SANGRE Y MIL RADIOGRAFÍAS


Hoy he empezado otra vez la rutina de las revisiones. El mismo ritual, extracción de sangre, un sinfín de botes llenos de mi petróleo rojo (en ayunas, y más de una hora esperando para poder sacarme sangre, como para no marearse), y mil o más radiografías de mi cuerpo. Empieza así otra vez el nerviosismo, el insomnio, las dudas, el ansia, las ganas de que llegue el día de resultados para ver el estado y la evolución de mi tumor de nombre feo.
La primera cita que tengo es con la hematóloga. Como el tumor me lo ha originado la sangre, me la tienen que controlar. Los parámetros la última vez estaban muy muy bien, habían bajado un montón, de 0.6 a 0.1, ante el asombro de la hematóloga. Espero que esto siga así, o por lo menos como estaba, que ya es bastante.
El miedo es inevitable, aún faltan quince días para que me den los resultados, y el cerebro, que a veces es como independiente del cuerpo empieza a pensar por su lado, a veces cosas buenas, otras no tanto, y se crea una etapa de incertidumbre. Menos mal que esta etapa solo dura quince días. Como he aprendido a ser paciente, y no solo en el sentido de enfermo, sino también de persona que sabe esperar, intentaré concentrarme para que no venga a mi sentido los pensamientos negativos. Sé que lo que tenga que venir vendrá, y lo que sea será, y para lo que venga ahí estoy yo para echarle valor. Tengo miedo que llegue el día, pero también estoy deseando, sobretodo porque si son buenas noticias, que así lo espero y deseo, empieza mi batallón externo, familiares y amigos, a invadirme a llamadas, mensajes, mails, y a subirme el ego que tanto bien me hace. Lo malo de esto que me estoy convirtiendo en un niño mimado, demasiado mimado, pero es lo que hay.
Pues lo dicho, que empiezan los nervios otra vez, mariposas revoloteando por el estómago, y será lo que tenga que ser, y pasará lo que tenga que pasar, pero sobretodo, vivo y viviré.

30 de octubre de 2008

ESTADOS DE ÁNIMO



Hoy he estado reflexionando por todo lo que he ido pasando desde aquel fatídico 30 de enero hasta hoy. En tan poco tiempo he pasado por tanto, que a veces no me lo creo. Ayer mismo, mientras me duchaba, me puse a pensar en la radioterapia, y a día de hoy, no me creo que haya pasado por 25 sesiones. Cuando te dicen tienes cáncer, la percepción de las cosas cambian, por supuesto, para mejor tal vez, bueno, puedo asegurar que para mejor, pero pasas por un montón de sentimientos y de estados de ánimo en un periodo corto de tiempo. Pasé de la soledad al tumulto de gente que no me dejan caer, pasé de la pena de la enfermedad a la alegría de las cosas buenas que me han ido sucediendo, pasé del llanto a la risa fácil, pasé del infierno de la mente dando vueltas a lo malo, al cielo de los recuerdos de todas las muestras de cariño que me han ido dando en esta aventura llamada cáncer.




Sí que es cierto, que en algún momento decides tirar la toalla, y gracias a los que me rodean, la recogía y seguía tirando para adelante. También se me ha hecho más llevadero porque he intentado cambiar mi monotonía diaria lo menos posible; no he cogido baja laboral, tan solo he faltado los días de pruebas médicas y las tardes durante el periodo radioterápico. Excepto el primer fin de semana de la noticia, el resto siempre he estado fuera con la compañía de mi familia o de mis amigos. En estos casos, la monotonía de la que tanto nos quejamos la aprecié más que nunca; incluso estaba deseando que se me fueran los efectos secundarios de la radioterapia para volver a trabajar la jornada completa de trabajo.



Me considero un privilegiado, puesto que los efectos secundarios de la radioterapia de la que hablaba antes han sido prácticamente nulos, a excepción del cansancio y un poco la piel quemada, aunque me echaba la crema pertinente, se puso la zona un poco como quemada por el sol. Eso sí, en verano he tenido que estar con la camiseta puesta, ya que en un año no puede darme el sol en la zona, pero bueno. Me comentaron que perdería el apetito, y yo, como soy más chulo que un ocho, pues en lugar de eso me dio por comer, y a todas horas estaba hambriento.



También es cierto que te vuelves más sensible, o vulnerable con tu alrededor, es más fácil emocionarse con lo bello de la vida, a mi me pasa a menudo. Incluso podría decir que afloran sentimientos hasta ahora ocultos en mí, o camuflados quizá, pero al fin y al cabo no los palpaba. Te sientes frágil y fuerte a la vez, a veces ves a la gente que te mira con compasión, y otras que te miran con admiración. Incluso me tratan como un héroe, y no veas como eso sube el ego. De todo hay que quedarse con lo bueno, y digo yo, cuando acabe todo esto, ¿se me acabarán los mimos que me dan???, espero que no, aunque si es que sí, ¡¡¡pues que me quiten lo bailao!!!



Incluso me he vuelto masoquista, me alegra no sabéis cuanto cuando empieza a dolerme el hueso, y es que es señal de que está generando más hueso y matando al tumor de nombre feo, y hoy, hoy es uno de esos días que me duele, así que paradójicamente, que dolor más bueno, este dolor me hace aún más feliz.

29 de octubre de 2008

DE VUELTA A LA INFANCIA


Hoy he soñado que, como por arte de magia, volvía a mi infancia. Volvía a ser un niño, jugando las canicas, al escondite y coloreando en cartulina. Hoy he soñado con mi infancia, no estaba enfermo, no tenía presiones, no tenía tratamiento ni tenía revisiones, era feliz por naturaleza.
Y es que desde pequeño siempre he sido muy de soñar despierto, tenía muchos mundos interiores, y para ser justos, aún conservo varios de esos mundos en mi cabeza. Siempre he tenido muchos amigos de juego. Confieso que el fútbol nunca me interesó demasiado, pero jugaba para no quedarme sentado y ver como se divertían mis amigos. Sí que hubo una época en la que me enganché algo más al fútbol, pero ya pasó.
Qué recuerdos de cuando a la salida del colegio nos daban unos señores álbumes y cromos para empezar a coleccionar. Yo me hacía adicto a cualquier coleccionable, corría a casa de mi abuela (o como decía cuando pequeño, anca mi abuela), a que me diera un duro para comprar estampas.
Nunca he sido de estar enfermo, algún resfriado y poco más. Ni siquiera he pasado la varicela a pesar de dormir con mi hermano que sí la tenía o mi hermana, yo nada (y paradoja de la vida, no me entra una varicela y sí un cáncer...). Haciendo memoria, una vez me dio una parálisis facial pasajera, lo que vulgarmente se conoce como aire. Estuve como quince días sin poder mover el lado derecho de mi cara.
Me encantaban los coches de juguetes, tenía muchísimos. Hacía en mi cuarto una ciudad y empezaba a manejar coche tras coche para darle vida a ese mundo. También me gustaba el teatro. Fui árbol en una función del cole, a pesar de mi timidez que tanto me ha marcado en mi vida. Si de algo me arrepiento de mi infancia es de mi timidez para todo. Pensando, hasta que no he sido padre por primera vez, y tenía 21 años, no le he echado cara a la vida.
La música me ha interesado desde bien pequeño. Tengo en mente el levantarme antes de tiempo en un campo familiar que teníamos, me iba al salón de puntillas para no despertar a nadie, ponerme unos cascos gigantestos y escuchar mecano; enganchado estaba con aire, o japón. Desde entonces he sido fiel seguidor de ellos, y un día que recuerdo muy especial fue cuando, en el 2006 pude conocer a Ana Torroja en compañía de mi hijo. También me encantaban C.C. Catch, La década prodigiosa, Sandra, Duncan Dhu, y tantos grupos de la movida de los 80.
Tengo muchos recuerdos, el ir anca Ani a comprar esponjitas, anca mi vecino a jugar con los miles de juegos que tenía, anca mis primos de Cádiz y hartarme de llorar después cuando nos íbamos, de ver V Los visitantes, y automáticamente ponerme a jugar y creerme ser Mike Donovan para luchar contra la malvada Diana.
Y otro recuerdo que me ha marcado en la vida fue el día que vi por primera vez a la que hoy es mi mujer. Tenía yo 10 años y ella 9, y nos conocimos jugando al escondite. Cuando la vi, lo primero que pensé (y esto lo juro por mis hijos), con ella me voy a casar. Dicho y hecho, a los 12 años después nos dimos el sí quiero. Con ella he vivido la muerte de seres queridos (y recordados día tras día), ella me ha regalado el privilegio de ser padre, con ella he vivido este cáncer, con sus traumas y tratamientos, pero también ella me ha hecho ver la luz donde creía que no existía.
Está bien volver al pasado y ver todo lo que has vivido, y sobretodo con la calidad de cómo se ha vivido.

27 de octubre de 2008

SOBREVIVIR AL CÁNCER


El optimismo y la superación personal han sido claves a la hora de luchar contra esta enfermedad que comparto con muchos en mi misma situación y me han escrito comentarios o me han mandado mails, así que este post va por vosotros, amigos y compañeros de fatigas.
Tenemos dos opciones una vez que te dan la crucial noticia, luchar o dejarte derrotar, yo he elegido luchar, y cuento con muchas armas, unas me la dan los médicos, en mi caso radioterapia, otras las he puesto yo, y han sido el optimismo, la alegría y la superación, decidí no dejar de luchar nunca, y jamás lo he hecho.
La felicidad no está reñida con el cáncer, todo lo contrario, en mi caso ha conseguido hacer la radioterapia más efectiva, parece que ha predispuesto mi cuerpo a la recepción de rayos de vida. La tristeza sí que se aloja en mi algún que otro día, y también es necesaria, para recapacitar, coger impulsos para una sonrisa más duradera.
El estar feliz me ha traido algún que otro problema, el más reciente el sábado, cuando una "señora" a la que hacía mil vidas que no veía me empezó a decir que tenía muy buen color, como extrañada, supongo que esperaría ver a un terminal, o cojeando, o demacrado, y el verme animado, feliz, le causó rareza. No sé que imagen de enfermo de cáncer tiene la gente en la cabeza, pero desde luego, me gustaría desmitificar esos cánones que se tiene, porque a mi no se me nota, y estoy seguro que a la mayoría tampoco. No he sufrido quimioterapia, que quizá tiña un poco el aspecto físico, pero ojalá que entre todos podamos dar la vuelta a la tortilla y hacer ver que no tenemos que estar destrozados, ni llorando a cada paso, que ya se llora lo suyo cuando te dan la noticia, y ante lo malo, tenemos que sacar nuestra mejor cara, nuestra mejor sonrisa, y demostrar que se puede ser feliz, incluso más que antes siendo enfermo de cáncer, entre todos los compañeros de fatiga que estamos en esta atracción vamos a demostrar que se puede sobrevivir al cáncer.

25 de octubre de 2008

MENSAJE EN UNA BOTELLA: homenaje a los que me estáis curando.



Hoy me he levantado feliz, muy feliz, con ganas de comerme el mundo, pero también nostálgico. He revisado uno a uno todos los correos de apoyo que me han mandado, todos los mensajes al móvil que me han enviado desde que estoy subido en esta montaña rusa llamada cáncer, y no sabéis cuanto me ha levantado la moral, incluso he llorado como una magdalena por todo aquello tan bonito que me han dicho; habéis sido mi más leal ejército en esta guerra, seguis siendo mi ejército en esta encrucijada, y lo más bonito aún, que siguen alistándose gente anónima o no, que se han enterado de lo mío, y no me dejan caer. Por todos ellos va este escrito, lo meteré en una botella y lo lanzaré al mar, para que todos los recojáis; éste es un homenaje que me apetece daros, regalaros, sé que no es nada para todo lo que vosotros habéis hecho por mí, cuanto bien me habéis regalado, y cuanto me habéis ayudado.

A mi mujer, que sin ella no podría haber llevado este mal de nombre feo como lo estoy llevando. Me inyecta tanto amor que me hace la vida realmente fácil. Ella fue la persona que estaba conmigo el día que me dieron la noticia, y aún recuerdo el abrazo que nos dimos llorando por el shok inicial, y ese abrazo me alimentó de fuerzas para luchar contra el mal. Se ha convertido en nuestra lucha, nos ha unido más, y, aunque soy muy despegado, no soy cariñoso de gesto, pero sí de pensamiento, desde aquí quiero decirle que la amo tanto que me duele. Gracias por todo lo que has hecho por mí desde que nos conocimos hace ya veinte años.

A mis hijos. Qué decir de ellos, me faltan palabras, me faltaría espacio, porque son todo en mi vida, mis ganas, mis ilusiones, mis miedos. ¿Cómo se pueden querer tanto a dos renacuajos? A veces me quedo mirándolos y con miedo he pensado, si no lucho contra esto, moriré, y no podré disfrutar de su compañía, no podré ver sus caras cuando se levantan, cuando ríen y lloran, no podré gozar de su inocencia, por eso me levanto todos los días dispuesto a ir matando más y más a mi enemigo. Aunque ellos están en lo desconocido en cuanto a mi enfermedad, me dan vitalidad para curarme, y cuando sean grandes, les contaré que fueron mi tratamiento y mi cura. A Carlo y Sergio, os amo.

Mi madre, que decir de ella. Su vida no ha sido fácil, y sin embargo nos la ha hecho muy fácil a los que estamos a su alrededor. Buena hija, muy buena esposa, y mejor madre. Cuando la llamé llorando diciéndole que tenía cáncer, creo que la enfermé conmigo, porque, aunque se ponía fuerte delante mía, detrás lloraba a más no poder. Desde el primer día ha estado conmigo en todos los procesos que he ido pasando; tiene un altar en su casa al que diariamente enciende velas, cuando vamos a revisiones, está con los dedos cruzados y apretando dientes. Ella me dio la vida hace treinta y un años, y curiosamente, me la sigue dando, con su apoyo, cariño y magia. Me gustaría ser más cariñoso y decirle cuanto la quiero de viva voz más amenudo, pero es que soy algo seco. Desde aquí, mamá te quiero muchísimo, eres mi mejor amiga, la mujer más maravillosa que me he encontrado y jamás habrá nadie más especial que tú.

Mi familia, carnal y política. Cuanto bien me hacen, siempre tienen palabras que a uno le hace subir el ego, y me tienen por las nubes ya. Nunca me han dejado de lado, y ahora más que nunca los tengo pegados a mí, arropándome y animándome. Saber que cuento con una familia tan especial me convierte en privilegiado, no seré rico económicamente, pero sí anímicamente gracias a todos vosotros, a los que están y a los que se fueron un día de la tierra, pero se instalaron en mi mente, en mi recuerdo y en mi corazón. Sé que todos me dais vida.

Mis amigos, que orgulloso estoy de tener tantos y tan buenos amigos. Los hay a los que no veo amenudo aún viviendo en mi misma ciudad, pero me transmiten su buena energia. Hay quienes viven muy lejos, como mi brother, que siempre tiene un mensaje de ánimo, unas palabras que se convierten en abrazos. Los hay a los que, a pesar que desde pequeño nos conocíamos, la vida nos separó y por circunstancias nos hemos vuelto a topar, y están ahí, lo sé, me lo hacen saber, me mandan sus mensajes, sus llamadas, sus mail preocupándose por mí. Y están los amigos a los que gracias a ellos me han hecho olvidar muchísimas veces que tengo cáncer. Estamos casi a diario juntos, hacemos el payaso, nos contamos lo bueno y lo malo de la vida, nos reimos. Sin ellos saberlos, han hecho mi enfermedad más llevadera, no me preguntan por mi estado, porque me conocen perfectamente y saben como estoy a cada momento. Pero también están los amigos desconocidos que se han ido uniendo a mí a través del esto llamado blog, que me han dado mucha fuerza por todo lo bonito que me han dicho, me han hecho crecer como persona, a esos amigos desconocidos, gracias. A todos los amigos, mis amigos, gracias por formar parte de mi cura, porque habéis sido tan importante como la radioterapia, y gracias a vosotros, me estoy curando.

Nunca he sido de decir mucho te quiero, más bien poco; pero desde aquí os lo digo a todos, OS QUIERO.





22 de octubre de 2008

LA CALMA


Hoy me he levantado mejor, mucho mejor, radiante podría decirse, ya que SÍ he logrado dormir, despejar mi mente y seguir afrontando todo lo que el vivir acarrea.

Si me pongo a recordar, he tenido muy pocos días nublados (como digo yo) desde que cambió mi vida de simplemente vividor de la misma a luchador con ganas. Lo de vividor que no se malinterprete eh, vividor en el sentido que me limitaba a vivir, con mis días buenos y mis días maslos, pero siempre responsablemente, vivía sin valorar, y ahora valoro vivir.

Los caminos por los que nos guiamos son tan vertiginosos en algunos casos y tan lineales en otros, que el término medio no existe. Pasas en un momento de la felicidad al derrumbe, de la costumbre a lo nuevo, de lo nuevo a lo usado. Y todo sin apenas pararnos a pensar el porqué, el motivo, simplemente aceptamos lo que nos viene, nos conformamos. Yo ya no me conformo, aspiro a seguir siendo feliz, luchando contra las circunstancias adversas, fortaleciendome como persona, y creciendo a nivel emocional. La sensibilidad se aflora, los impulsos los gozas y al final te das cuenta de que el primer paso de todo es el más difícil, pero hará que todo sea más fácil.

21 de octubre de 2008

TEMPESTAD


Hoy es uno de esos días en los que todo lo veo muy por encima mía. Será que no he dormido bien, será que hoy la felicidad está jugando al escondite conmigo, o será que hoy no tengo ganas de sonreír.



Es uno de esos días en los que me hubiera quedado en la cama, sin salir. No creo, bueno, seguro que no es culpa del cáncer, antes de ser enfermo también tenía estos días. Es uno de esos días en que, a pesar de la multitud me siento solo. Es uno de esos días en los que quiero que anochezca para que pase rápido.



No sé, me he levantado nostálgico, recordando otros tiempos, me he levantado sin ganas de hablar, a pesar de que llevo toda la mañana colgado al teléfono (por asuntos laborales). Hoy me he levantado con ganas de acostarme ya.



Quería dormir, y la mente no me dejaba, no pensaba en nada, pero no me ha dejado conciliar el sueño. Quizá porque se aproxima otra revisión, quizá porque estoy desbordado en lo laboral con mucha carga, o quizá porque necesito deprimirme para valorar aún más lo que tengo, lo que soy y lo que seré.



Hoy me siento atado a no sé ni quién ni qué, y lo peor, que hoy no quiero desatarme, no tengo ganas, pero prometo que mañana me desataré, y brillaré.







19 de octubre de 2008

DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER DE MAMA


Hoy es el día mundial del cáncer de mama, y, desde mi humilde blog pero muy importante para mí, quiero expresar mi admiración por todas las que están pasando por esto, quiero enviarles todo mi cariño, mi comprensión, y sobretodo mi apoyo incondicional.

Ayer vi a Encarna Salazar (no sé si es la azucar o la moreno del famoso dúo musical) contando su experiencia. Consiguió emocionarme, todo lo que iba contanto, yo había pasado por ahí, da igual que se llame cáncer de mama, que de próstata que de nombre feo como el mío, nos une una misma enfermedad, de nombre de astro, precioso para el horóscopo, pero terrible para la salud. Pero no solo está la entereza de Encarna, también está Luz Casal, La Mari (Chambao), y sobretodo, sin que se olviden a las enfermas con este mal habrá que se llaman Paqui, Adela, Susana, Rita, Manoli, Verónica, Ana, ..., que no salen en la tele, pero demuestran diariamente su entereza, se hacen invencibles, se siente to guapa (como decía Bebe en su canción); son mujeres que pueden ser nuestras madres, nuestras esposas, hermanas, amigas o vecinas, y son admirables como salen invencibles en esta lucha, a la que me uno, y soy parte de su ejército, porque hay muchas tropas, en su caso el de mama, en el mío de nombre feo, pero el enemigo se llama CANCER a seca.

Muchas sé que se han quedado por detrás, bien por un diagnóstico tardío, bien porque las fuerzas les flaquearon, o vete tú a saber por qué, pero desde lo profundo de mi corazón, sé que están ahí ayudando a erradicar esta tortura. Desde aquí mi más sentido homenaje a todas las que se han quedado atrás, pero forman parte de nuestro pelotón, de nuestro batallón, son piezas de nuestro propio puzzle.

Hoy todos somos ellas, bueno, hoy no, siempre debemos ser ellas, y ellas ellos, porque la unión hace la fuerza, y entre todos, conseguiremos que esto sea como un virus que con un simple antibiótico cada ocho horas durante siete días, sea curable, y no pasar por ese pasillo, que a veces lo vemos interminable, lleno de sombras, de temores, de oscuridad, pero que si miramos bien, al fondo está la luz, y entonces nos aferramos a ese rayo de energía blanca que vemos hasta conseguir llegar a él, pero que conste que a partir de hoy, todos, todos llegaremos a él, será nuestra cura, y habremos vencido al cangrego diabólico.

Hoy soy mujer, estoy con vosotras, hoy tengo mamas, hoy tengo cáncer, y vamos a salir todas de él.

SED FUERTES, NO PENSÉIS EN LO MALO, Y DEJAROS EMBRIAGAR DE TODO LO BUENO QUE TIENE LA VIDA.

MI NUEVO BLOG

No sé exactamente como funciona esto, pero lo acabo de crear y he decidido trasladar mi space aquí, he copiado todas las entradas que tenía y las he pasado aquí, a mi nuevo blog, DIARIO DE UN CÁNCER. En el que relato, todo lo que he vivido y sigo viviendo (gracias a medicina y al optimismo) desde que me detectaron cáncer, con un nombre raro y feo, que prefiero olvidar.

A partir de ahora empezaré a usar este blog para seguir contando mis progresos, expresando lo que de viva voz me cuesta decir, y sobretodo, si puedo ayudar a alguien en mi caso, sería el mejor regalo.

Un abrazo.

CONFESIÓN


Hoy he oido un comentario, no sé con qué propósito, en el que, prácticamente me tomaban por loco por tomarme un cáncer como un regalo. Me gustaría, aquí en mi rincón de las confesiones, aclarar mi actitud.

Me he tomado como un regalo el aprendizaje que me ha enseñado, el priorizar lo que dejamos pasar, y en mandar al traste los problemas vanales que nos trae locos. Ha sido un camino, una ruta bastante montañosa, casi cuesta arriba, pero he apretado el acelerador para subirla lo más pronto posible, y poder divisar la paz en la que estoy ahora. Me he sentido muy solo en una sala muy fría mientras me radiaban, a pesar que sabía que tenía a tanta gente pendiente de mí. He tenido que asimilar, y no es fácil, pero o lo haces o te comen. Y a mi el cáncer me ha comido seis centímetros de mi cuerpo, y no voy a permitir que se coma más de mí. Quién me acuse de optimista, por favor, que lo haga, lo confirmo yo, soy optimista, y no pido perdón por algo por lo que me siento muy orgulloso.

Me siento el protagonista de la vida es bella, intentando hacer ver a la gente la parte buena de mi estado, pero la mala, esa me la callo, o la escribo aquí en mi blog. El optimismo no me ciega, y sé que tengo algo de nombre feo que puede derrotarme, pero, el ir andando por la calle puede ser tu último paseo, un coche puede matarte (creedme que os diga que he pasado por eso, y es la peor experiencia que tengo, el cáncer no tiene nada en comparación a lo que viví con 16 años), o quién dice que no se nos pueda caer un piano en la cabeza mientras lo están subiendo. La vida lleva a la muerte y mientras llega la muerte hay que saber gozar la vida; y cuando llegue ese momento, quiero pensar que he el tiempo que he vivido he sido feliz, porque soy feliz, con mi cáncer, sí, a pesar de eso soy feliz por todo lo que me ha dado y me ha enseñado. No quiero ser macabro por estas palabras, pero es lo que siento, y me reitero, no me arrepiento de pensarlo.

El día que voy a mi revisión, estoy pensando en todos los que me cuidan y se preocupan por mí, y justo es salir por la puerta, cojo el móvil, escribo un mensaje diciendo lo bien que va la cosa, y es que el teléfono cualquier día explota, mensajes de ánimo, de alegría, llamadas de vida, de gente que sé que se alegra por mí. Con todas y cada una de las llamadas se me hace un nudo la garganta, con ganas de llorar de felicidad por los regalos de oidos que me dáis; cuando leo los mensajes se me nublan los ojos y me dificultan la lectura de las cosas tan bonitas que me decís; creo que contanto esto, es imposible no ser optimista, no ser feliz, así es imposible no convertir la tristeza de una enfermedad en el regalo de la curación.

LLEGAR HASTA EL FINAL




Nueva revisión, nuevo acierto. Mis huesos, que son tan fuertes, y que tanto entrenamiento han tenido en las sesiones de radioterapia, están destruyendo el tumor de nombre feo. No he visto foto más bonita desde la ecografía de mis hijos, el ver como huesos minúsculos van comiéndose ese mal que se alojó sin pedir permiso en mi interior.

Y es que me imagino el interior de mi cuerpo como aquellos dibujos de antaño, "Érase una vez el cuerpo humano", con los glóbulos rojos llevando las vitaminas (tengo en mente la imagen de uno llevando un salero); pues lo dicho, imagino el ejército que tengo en mi interior matando a los narizudos esos que eran los malos. Y el viejo de pelo extremadamente largo y blanco, con una nariz importante, dando órdenes y consejos sabios desde mi cerebro, con todos los monitores en los que salen todos los rincones de mi cuerpo, como un gran hermano, que todo lo ve.



La clave para pasar este mal trago (o sueño raro), SER FELIZ. Nunca fui ni pesimista ni optimista, pero ante estas circunstancias o te creces o te pisas. Realmente he tenido alguna que otra experiencia muy dura en mi vida, como la muerte en mis narices de una de mis mejores amigas. Ella tenía 15 años y yo 16. No sé si el consuelo de saber que fui la última persona que habló con ella, o que, en la medida de mi ateismo, siento que me acompaña en mi vida. No ha pasado un solo día en el que no me haya acordado de ella, y claro esa experiencia te forja y te forma para lo que vas a ser a lo largo de tu vida, aprendes que puedes perder tus sueños en tan solo unos segundos. Quizá sea eso lo que me ha dado fuerza y coraje para salir adelante.

La incertidumbre de cómo irá mi interior es mala, lo pasas incluso con fatiga, pero cuando llega el momento en el que te dan la noticia de tu evolución, y más si es buena, la saboreas de una forma especial, y yo, que no precisamente soy muy expresivo, la digiero poco a poco, la intento mantener en la mente y que dure un buen tiempo, borrando esas noches previas a la cita con el oncólogo sin dormir, el estar escuchando a la gente hablar mientras estoy pensando, como estaré, y si va mal, y si se ha extendido, y si, y si, y entablo un debate en mi interior que ríete tú de los que se forman en la noria por ejemplo.

La vida es bella, como decían, pero es difícil, y más en los tiempos en los que corren; la vida es difícil, a veces complicadas, intensa, breve; pero es mágica, con momentos realmente inolvidables, y he comprendido que vivir la vida es poder rescatar esos instantes que nos marcan. La vida es un camino, y al final del camino veremos en qué nos hemos convertido, qué hemos sido, y qué hemos hecho, y al final de mi camino espero poder sacar una conclusión, he sido y he hecho feliz.

ENTREVISTA (I)


Entrevistador: Buenos días, que tal?
Carlos: Bien muy bien, nervioso pero bien.

E: ¿Nervioso por qué?
C: Bueno, es mi primera entrevista, y aparte se junta que próximamente tengo otra revisión, y, aunque me encuentro bien, los nervios y el hormigueo en el cuerpo es inevitable.

E: Bueno, vayamos por partes. ¿Cuando empezó todo?
C:Pues una fecha que jamás se me olvidará. El día 30 de enero me llamaron para darme la noticia, y no se me olvidará porque al día siguiente era el cumpleaños de mi mujer, y cuatro días más tarde el de mi hijo, y sacando fuerzas de donde no las tenía tuve que tragar saliva para hacer de esos días especiales. Ese día 30 fue muy duro para mí, tener que asimilar todo y digerirlo, aunque me costó más de un día digerirlo.

E: Un día memorable, y muy cercano de fechas señaladas y de júbilo. ¿Qué sentiste? ¿Es posible describirlo con palabras?
C: Qué sentí, difícil pregunta, y más difícil utilizar las palabras adecuadas. En el momento que me lanzan la noticia no daba crédito a lo que estaba oyendo, fueron sutiles en las palabras pero tal vez no me prepararon para oirla. Quizá pensaban que lo sabía, porque me lo soltaron nada más sentarme, y después, la hora que estuvo el médico hablando de la enfermedad no lo recuerdo, porque me enfrasqué en mi mundo, empecé a imaginar que era un mal sueño, que se había equivocado, que a mí no podía pasarme eso que me estaba contando, a cualquiera menos a mí. Recuerdo que estaba deseando irme de allí para gritar, llorar, respirar, porque estaba intentado aguantar el tipo, y fue montarme en el coche, y romper a llorar. Recuerdo que se desmoronó el mundo que había creado hasta ese día, porque era felíz, y pensé que no podría ser más feliz que en ese tiempo, y todo se truncó en cuestión de minutos. Del hospital a casa lloré como nunca, en casa me vacié, pero tuve que camuflarlo para que mis hijos no me vieran. Fue un día raro, llamadas constantemente, mensajes al móvil. Es increíble como las noticias, sobretodo las malas, se expanden tan rápidamente. No cogí el teléfono, no quería hablar con nadie. Ese día quise morirme. Pero sin saberlo, ese día era el comienzo de mi nueva vida, de mi nueva felicidad. Ese día cambió mi ego, mi forma de ser, mi forma de actuar.

E: Supongo que pensaría en muchas cosas, en mucha gente....
C: Pues sí y no. Pensar piensas, pero las lágrimas ahogaban esos pensamientos, y no dejaba a flote nada más.

E: Me comentas que al día siguiente era el cumpleaños de tu mujer, y a los tres el de tu hijo. Háblame de esas celebraciones.
C: El cumpleaños de mi mujer, no fue tan alborotado de gente como el de mi hijo. Ese día fui a trabajar, sin ganas, obviamente, pero fui. Y como no había comprado nada para regalarle, saqué fuerzas para comprarlo. Después, cuando llegué a casa, estaba mi familia, tanto la política como la carnal, y como comprendían como estaba, no se habló del tema. Si que me miraban con pena, y a mi se me nublaban los ojos, pero aguanté sin llorar. Es que llebava un día como enfermo, bueno, un día desde que yo lo sabía.
El cumpleaños de mi hijo fue una prueba de fuego. No tenía ganas de celebrarlo, pero mi hijo se lo merece, así que saqué mi mejor cara, y mi mejor sonrisa y me dispuse a ir a donde lo íbamos a celebrar. Allí estaban mirándome disimuladamente, no sé que pensarían ni me importó, pero me venían y me daban un abrazo, o me daban una caricia. Ese día empecé a hablar algo más del tema, no mucho, pero empecé a desahogarme un poco, y lo más difícil, sin llorar (aunque ganas había, para qué engañarnos. Llegué a casa y como era el día de mi hijo, intenté aparentar ser el hombre más feliz del mundo, aunque por dentro estaba roto. Además, curiosamente ese día pensé si podría verle cumplir seis años, siete, ocho, veinte, treinta, cuarenta...


E: Y el tratamiento, ¿cómo fueron los días previos a empezar?
C: Bueno, había que empezar a determinar qué tipo de tumor era, para así poder aplicar uno u otro tratamiento. En mi caso había dos opciones, quimioterápia o radioterápia, en función de si la médula estaba o no afectada. Para llegar a esa conclusión pasé por varias pruebas, entre ellas la punción de la médula. No veas como me dolió, pero bueno, más dolía los pensamientos. Estando en una reunión de trabajo, recibí una llamada diciéndome que la médula estaba totalmente limpia, con lo cual el tratamiento era el menos agresivo, la radioterapia. Ese díala felicidad se reconcilió conmigo y comencé a flotar. Mandé un mensaje a mis amigos y familiares, y no veas como el teléfono empezó a sonar, no paraba, pero estaba tan feliz que quise responder a todos y cada uno de ellos.
Después empezamos a prepararme para la radioterapia, que si tac, que si tatuajes para que siempre la radio fuera al mismo sitio, y nada, empezó el tratamiento.


E: Veinticinco sesiones, en las que aparentemente no sentías nada, ¿no?
C: Sentir dolores no, sí cansancio conforme avanzaban las sesiones, pero desapareció cuando terminó. Cuando iba a darme el tratamiento, veías en esa sala a tanta gente pasando por lo que yo estaba pasando, y que nadie hablaba del tema, que empecé a valorar mi enfermedad. Mal de muchos consuelo de tonto, pero lamentablemente es así.

E: Terminaste, y después, ¿qué?
C: Después empezaron las revisiones, y toco madera, hasta la última todo iba como tenía que ir, despacito y con buena letra. El tema sanguineo está bastante controlado, vamos, casi por completo desaparecido. Ahora tengo cita con el radioterapico para ver la evolución del tumor, y por eso, tal como te comentaba al principio, son los nervios que tengo, pero también tengo esperanza, y sobretodo optimismo.

E: Y a nivel emocional, ¿qué has sacado de todo esto?
C: Pues tener cáncer me ha enseñado a vivir, he aprendido donde está lo verdaderamente importante, lo que normalmente, por el ritmo de vida que llevamos, pasa desapercibido, y seguramente es lo que tenga más valor del día a día. Me he reencontrado con muchos amigos, que se han preocupado por mí, todo el mundo me ha demostrado su cariño y me he sentido y me siento tan afortunado, que al final, he aprendido a buscar el lado positivo a las situaciones adversas, y en este caso, me he tomado el cáncer como un regalo. Creo que he sabido sacar a flote lo bueno de esta experiencia, y sobretodo aprender mucho de ello.

E: Para terminar, a¿lgún consejo que dar, o alguna doctrina a seguir para ser feliz ante las adversidades?
C: Yo tardé cuatro días en reaccionar y empezar a brotar, del miércoles al domingo, y da igual el tiempo que te lleve resurgir, siempre y cuando resurjas y sobretodo descubras la lección que la vida te ha impuesto en ese momento, aplicar la moraleja y no dejar que nada ni nadie te quite lo único que tenemos, la felicidad. Todo eso lo puedes contagiar a los que te rodean, y disfrutar de los momentos mágicos que pasan por delante y que no sabemos percibirlos.

GESTANDO UNA NUEVA VIDA


Es difícil saber describir lo que voy sintiendo día a día ante la llegada de la nueva revisión, tal y como dije en anterior entrada, una mezcla de miedo, incertidumbre, ganas por que llegue ya, pero miedo por que llegue ya.

Sueño con el día que me digan, muchacho, ya no tengo que verte ya, todo ha terminado. Y ese día será el primer día de mi nuevo día. Habré nacido de nuevo, y aunque no soy partidario, y más ahora, de hacer planes a medio o largo plazo, ese día lo tengo reservado en mi cerebro y quiero compartirlo con todo el mundo.

Había pensado juntarnos todos en el campo, o en la playa, o en un parque, el sitio ya lo decidiré; la gente, pues todos estáis invitados; el discurso, cada día lo cambio; pero quiero que llegue ese día, y no solo por mí, sino por los que sufren por mí, mis padres, mi mujer, poderle hablar a mis hijos de lo que he pasado mientras ellos estaban en la ignorancia de todo, pero notaban que algo no iba bien.

Ese día será como un 1 de enero de un nuevo año, pero con la diferencia de que los propósitos que tengo en mente, y los que ya practico serán eternos, yo no efímeros como los propósitos del nuevo año.

El cáncer cambia a la persona, la hace vulnerable y fuerte, sufridora y esperanzadora, resignación y valentía; y si de todos los adjetivos nos quedamos con lo bueno, nos hace mejor persona. Es mi propósito, al igual que ayudar a los demás en mi misma situación.

Sé que hay vida tras esta enfermedad, una vida más sana, más real, más consciente de lo que nos rodea, de todo lo que pasa desapercibido y tiene más importancia que lo tangilbe, y esa vida está tras la curación. Mi nueva gestación está por llegar, pronto, tarde, no sé, pero llegará.

Y como dice una canción, el cielo por mí, se puede esperar....

IMPULSOS DEL PASADO


En breve tendré mi nueva revisión (9 de octubre), y aunque intento no pensar, es inevitable imaginar las posibles noticias, muchas para bien, pocas para mal, y al final me aplico una de las muchas lecciones que he aprendido con mi enfermedad, disfrutar el momento y tener paciencia, lo que tenga que venir vendrá, y mientras tanto, a vivir la vida.

Lo que empezó como un medio para escribir mis sentimientos frente al Cáncer, se ha convertido en mi gran terapia, y si lo comparto con vosotros, que con vuestras energías positivas, los tantísimos mensajes que recibo, estoy seguro que ha sido un paso importante en mi curación.

Me he convertido en una persona más sensible (me da vergüenza reconocerlo, pero ahora tengo la lágrima más fácil, eso sí, salen más de felicidad que de angustias), y cuando veo en la tele a personajes populares que han salido de esta batalla, me lleno de satisfacción, porque una cosa está clara, el cáncer tiene los días contados, el cáncer se cura, y pronto, estoy seguro, muy muy seguro, que será una enfermedad erradicada.

Todos hemos padecido con algún familiar, con algún conocido, está casi a la orden del día, y ha pasado de ser algo mortal a ser una enfermedad pasajera en el mayor porcentaje de los casos. Para mí, aparte de ser una enfermedad (la cura empieza por reconocer, por admitir que estamos enfermos), ha sido como una escuela donde he aprendido, mejor dicho, he rescatado sentimientos ocultos que con el tiempo y el ritmo de vida dejamos apartados en un rincón del cerebro.

La gente no me pregunta a mi, suele preguntar a mis familiares, supongo que porque creerán que no quiero hablar de ello, y es todo lo contrario, prefiero que me pregunten a mi que a mis familiares, porque estoy seguro que a ellos les duele más hablar del tema que a mi, ya que yo lo padezco y sé lo que estoy luchando, lo que me callo y lo que digo, y para nada lo he convertido en algo tabú, sino más bien lo contrario, hablarlo me libera.

Pronto, estoy seguro de ello, podré decir que he terminado con todo, me he curado, y desde ese momento comenzará mi segunda etapa, y es el ayudar a personas que se encuentran en un caso similar como yo lo estuve. Y conozco todas las etapas; dolor, miedo, frustración, ignorancia, y de buenas a primeras, cuando has caído tan profundo, has llorado tanto, has imaginado lo peor, empiezas a brillar de una forma que nunca antes has brillado, empiezas a sentir cosas muy positivas, encuentras algo bueno en todo lo que te está pasando, te reencuentras con amigos que se han enterado y quieren brindarte toda su amistad y todo su apoyo, y poco a poco, cual ave fénix, remontas y asciendes, y es tanto lo que asciendes que ahí empieza la cura. Y el camino de la cura no es fácil, quizá es lo más duro, por todo lo que conlleva, en mi caso las pruebas previas para determinar el tratamiento, y posteriormente el tratamiento.

Y para el tratamiento tienes que estar totalmente fortalecido mentalmente, estoy convencido de que eso acelera el proceso de curación, hay que olvidarse de miedos y temores, y cuando aparezcan en algún momento (cada vez más esporádico), analizar sólo y exclusivamente lo bueno que ha habido en ese tiempo, apoyarte en familia, en amigos, que jamás te dejarán caer, y verás como desaparece ese nubarrón.

Hace cinco meses que terminé mis sesiones de radioterapia, todos los efectos secundarios desaparecieron, me fortalecí, y la lucha contra ese mal (en mi caso ese mal tiene un nombre muy muy feo), se afronta con más optimismo, ves la victoria cada vez más cerca, y un día no muy lejano, cuando todo haya acabado, miraré hacia atrás, veré lo que fui, como lo fui, y me sentiré orgulloso; sabré que una vez fui vulnerable, y que gracias a todo lo que me rodeó y todo lo que aprendí me ayudó a vencer a algo que, por desgracia se ha convertido en la epidemia del siglo donde vivimos y que pronto acabará, y tendré que agradecerle el haberme convertido en mejor persona, me habrá hecho más fuerte, y sobretodo, me habrá hecho más solidario.

El día 9 de octubre nos vemos por aquí, os contaré como va mi batalla, y espero que cuando acabe y pueda celebrarlo, lo pueda compartir con todos los que me leéis, no sé como lo haré, porque a muchos ni os conozco, pero os llevo dentro, y de alguna forma os haré partícipe de mi victoria.

HOTEL DE LOS SENTIMIENTOS


Tal y como decía en el otro post, ya empiezan mis revisiones. La primera, la de la sangre, la he pasado, y con creces. Mi sangre ya fluye casi limpia del todo, incluso la hematóloga pensaba que no bajarían los niveles, aunque se podría vivir perfectamente con los índices que tenía, con sus revisiones cada cierto tiempo, nos ha sorprendido mis glóbulos dando esa buena noticia. Queda por eliminar tan solo 0.1, aunque es una cantidad insignificante.

Ahora llega el momento de analizar de nuevo el tumor y los efectos de la radioterapia. En la última visita había empezado a hacer mella el tratamiento, poco, pero hizo efecto. Espero, deseo que todo vaya como va la sangre. Sí que es cierto que ahora voy algo más tranquilo, puesto que la sangre es el topo de todo lo que nos ocurre en ese mundo interior que todos tenemos, y cualquier cosa hace que se note, la incertidumbre está ahí. Me llamarán para hacerme el TAC, y posteriormente para recoger los resultados.


He reflexionado sobre la importancia que tienen las cosas que no se compran, en mi retina están los momentos de risas y lágrimas que he vivido estos últimos siete meses. Me he convertido en un hotel, y han pasado muchos huéspedes durante este periodo raro de mi vida. El primero en llegar fue el miedo, que venía acompañado por el sufrimiento. Pero rápidamente fueron expulsados por mal comportamiento. Llegó la esperanza, y con una maleta muy grande, para pasar un larga temporada. La esperanza llamó a la ilusión, y juntas siguen en la misma habitación. Más tarde se instaló la fuerza, y fue tal su nobleza que se instaló en la suite, dispuesta a quedarse el tiempo que fuese necesario, y como no, la valentía decidió acompañarla, para poder hacer bien su trabajo. Quedaban pocas habitaciones, y se repartieron entre la amistad, el cariño, la positividad y el amor. Todos los sentimientos allí alojados hicieron una piña cuando la desesperacióny el dolor, acompañados por el sufrimiento y el miedo regresaron para incordiar y tratar de instalarse. Se formó dos bandos, y aunque aún no ha terminado la batalla, poco a poco los buenos sentimientos están derrotando a los villanos, y poco a poco, la alegría se va instalando.

NUEVA REVISIÓN


Ya ha empezado las pruebas de mi nueva revisión, empezamos a luchar otra vez contra algo de nombre muy muy feo,y que no quiero recordarlo.

Es inevitable estar nervioso con todo lo que se avecina, y más aún con los resultados. Quiero que llegue ya, pero también quiero que no llegue. A veces tengo miedo, otras veces, la mayoría, mucho optimismo, pero siempre hay alguna sombra que me perturba. La verdad es que me encuntro muy bien, tengo que tocarme el hueso para volver a la realidad, porque dolores lo que se dice dolores no tengo, sí molestias, pero según me dijeron era que el hueso creía y mataba a las células enemigas. Otros días me es difícil mantener el equilibrio, la serenidad, y aunque es necesario para afrontarlo con mayor fuerza, me condeno a la tristeza, me entra rabia, incomprensión. Sé que no soy coherente, ya que siempre he tratado esto como un regalo, y lo sigue siendo, pero es muy difícil mantener la cordura, estar sobrio ante este reto, así que tengo mis días más tontos, son pocos, pero ahí están. Lo que ocurre que no quiero que me vean sufriendo, porque gracias a los que me rodea estoy saliendo airoso, y es injusto atormentarlo con mis paranoias. Aquí me desahogo, me libero, me recupero, escribo lo que siento. Lo que nunca han flaqueado han sido las ganas de luchar, de vencer, de ganar.

Me gustaría meter en un frasco las dosis de energía que me han ido dando todos los que me rodean, los que me leen, los que me aprecian, y cuando llegue un día tonto, abrir esos frascos e inhalar tanto buen rollo, tanto cariño y tantos buenos consejos, para dejar salir el sol en ese día de nube que a veces tengo. Y aunque físicamente no puedo hacerlo, sí que moralmente lo hago, cuando la tormenta avecina, empiezo a recapacitar, a meditar sobre todo lo que me ha ido ocurriendo, y saco a flote todo lo que he aprendido, lo que me habéis enseñado, y, espero que con el tiempo pueda enseñarlo yo a los demás.

Tengo prometido un libro con mis vivencias, una vez me cure, ojalá pudiera alientar a gente en mi situación lo que yo he vivido, lo que he sentido y lo que me ha hecho curar. Pero todo llegará, primero debo terminar, para empezar mi nueva aventura ayudando a los demas.

Ojalá llegue ese día, ojalá....

BATALLA A BATALLA


Yo no creo en la violencia, pero sí en la lucha, y en esta lucha en la que he entrado batallo con todas mis fuerzas. Y todo tiene su recompensa, y hoy, hoy he ganado una segunda batalla.

La radioterapia está haciendo su cometido, y, entre la radio y mis ganas, se está empezando a generar hueso, y ese hueso, que es un luchador, está haciendo desaparecer las células enemigas. Es curioso, cómo un tratamiento que no se ve, que no se nota, puede hacer tanto y sobretodo tan bien. Si que es cierto que las ganas de luchar también hace mucho, y de eso no me ha faltado, y si algún día flaquearan, sé que tengo a mucha gente para que me las devuelvan.

Si he de ser sincero, iba con bastante miedo al médico, llevo sin dormir varios días pensando en la cita de hoy. A veces me daba la sensación de que había crecido el tumor, otras todo lo contrario. Intentaba convencerme de que todo iría bien, aunque alguna parte de mi ser no lo creyera. Pero hoy ya puedo afirmar de que va la cosa bien, y yo, ese bien lo quiero traducir en GENIAL.

En cuatro días vuelvo a ir al hospital, esta vez al hematólogo, y supongo que me presentará a mis amigos los fármacos, que se alían en mi ejército para terminar de combatir contra el enemigo.

Lo más bonito de este día, que he recibido mil mensajes, dos mil llamadas, tres mil mails, y sobretodo, un millón de energía positiva.

Está claro que los gestos pequeños de la vida son los que hace que funcione y que se mantenga las ganas e iluisón por todo.

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