Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

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29 de octubre de 2008

DE VUELTA A LA INFANCIA


Hoy he soñado que, como por arte de magia, volvía a mi infancia. Volvía a ser un niño, jugando las canicas, al escondite y coloreando en cartulina. Hoy he soñado con mi infancia, no estaba enfermo, no tenía presiones, no tenía tratamiento ni tenía revisiones, era feliz por naturaleza.
Y es que desde pequeño siempre he sido muy de soñar despierto, tenía muchos mundos interiores, y para ser justos, aún conservo varios de esos mundos en mi cabeza. Siempre he tenido muchos amigos de juego. Confieso que el fútbol nunca me interesó demasiado, pero jugaba para no quedarme sentado y ver como se divertían mis amigos. Sí que hubo una época en la que me enganché algo más al fútbol, pero ya pasó.
Qué recuerdos de cuando a la salida del colegio nos daban unos señores álbumes y cromos para empezar a coleccionar. Yo me hacía adicto a cualquier coleccionable, corría a casa de mi abuela (o como decía cuando pequeño, anca mi abuela), a que me diera un duro para comprar estampas.
Nunca he sido de estar enfermo, algún resfriado y poco más. Ni siquiera he pasado la varicela a pesar de dormir con mi hermano que sí la tenía o mi hermana, yo nada (y paradoja de la vida, no me entra una varicela y sí un cáncer...). Haciendo memoria, una vez me dio una parálisis facial pasajera, lo que vulgarmente se conoce como aire. Estuve como quince días sin poder mover el lado derecho de mi cara.
Me encantaban los coches de juguetes, tenía muchísimos. Hacía en mi cuarto una ciudad y empezaba a manejar coche tras coche para darle vida a ese mundo. También me gustaba el teatro. Fui árbol en una función del cole, a pesar de mi timidez que tanto me ha marcado en mi vida. Si de algo me arrepiento de mi infancia es de mi timidez para todo. Pensando, hasta que no he sido padre por primera vez, y tenía 21 años, no le he echado cara a la vida.
La música me ha interesado desde bien pequeño. Tengo en mente el levantarme antes de tiempo en un campo familiar que teníamos, me iba al salón de puntillas para no despertar a nadie, ponerme unos cascos gigantestos y escuchar mecano; enganchado estaba con aire, o japón. Desde entonces he sido fiel seguidor de ellos, y un día que recuerdo muy especial fue cuando, en el 2006 pude conocer a Ana Torroja en compañía de mi hijo. También me encantaban C.C. Catch, La década prodigiosa, Sandra, Duncan Dhu, y tantos grupos de la movida de los 80.
Tengo muchos recuerdos, el ir anca Ani a comprar esponjitas, anca mi vecino a jugar con los miles de juegos que tenía, anca mis primos de Cádiz y hartarme de llorar después cuando nos íbamos, de ver V Los visitantes, y automáticamente ponerme a jugar y creerme ser Mike Donovan para luchar contra la malvada Diana.
Y otro recuerdo que me ha marcado en la vida fue el día que vi por primera vez a la que hoy es mi mujer. Tenía yo 10 años y ella 9, y nos conocimos jugando al escondite. Cuando la vi, lo primero que pensé (y esto lo juro por mis hijos), con ella me voy a casar. Dicho y hecho, a los 12 años después nos dimos el sí quiero. Con ella he vivido la muerte de seres queridos (y recordados día tras día), ella me ha regalado el privilegio de ser padre, con ella he vivido este cáncer, con sus traumas y tratamientos, pero también ella me ha hecho ver la luz donde creía que no existía.
Está bien volver al pasado y ver todo lo que has vivido, y sobretodo con la calidad de cómo se ha vivido.

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