Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

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20 de noviembre de 2008


07.03 del día 19 de noviembre. La noche antes, para poder conciliar el sueño, tuve que ayudarme de un par de valerianas. Me desperté antes de que sonara el despertador, y empezó mi cabeza a funcionar, a pensar en todas las opciones posibles. Decidí no pensar, ya que, tenía el día libre en el trabajo, podría disfrutar de unas horas previas antes de saber el resultado. Así que me alegré bastante el poder llevar a mis niños al cole, disfrutar de ese momento que por el trabajo no puedo hacerlo amenudo.
La cita la tenía a las 13.15 horas, así que tuve toda la mañana para seguir nervioso, muy nervioso. Intenté entretenerme con la tele, mi vista apuntaba hacia la pantalla, pero mi pensamiento estaba en otro lado. Mi mujer me daba conversaciones, la oía, pero no me centraba del todo en las numerosas charlas.
12.10 horas, cojo documentación que tenía que llevar, radiografías y volante de cita, nos montamos en el coche y nos dirigimos hacia el hospital, ya que aparcar allí es toda una aventura (y suerte si me apuráis...). 12.31, como era temprano, nos vamos a la cafetería del hospital (los estados de nervios me da por tener más hambre) y pido una coca cola y una tapa (que por cierto, la cafetería del hospital deja mucho que desear, malas caras, poca higiene, ya que me dieron un vaso roto, y el siguiente por el que me lo cambiaron, manchado de zumo de naranja). 12.56 nos vamos a la sala de espera de la consulta de hematología.
13.15 horas, para variar, hay retrasos, cual aeropuerto, así que los nervios se despuntan cada vez más. Me siento, me levanto, paseo, me siento, observo, pero sobretodo, pienso y pienso mucho además.
14.21 horas, oigo que la enfermera me nombra (no había nadie más en la sala, todos estaban atendidos) y entro.
Saludo a la doctora y me siento, y siento como floto en el miedo y la incertidumbre. La doctora empieza a mirar las analíticas, tanto la reciente como las anteriores, y a hacer cuentas en una diminuta calculadora, y mis nervios y miedos cada vez son más agudos; parece que va a decir algo, pero simplemente se limita a mirarme y volver a realizar más cuentas. Se confunde en la cuenta y logra aterrarme, ya que según la primera cuenta, habría subido los índices de mi enfermedad, pero finalmente se trató de un error, así que me da la grata noticia. Todo va muy bien, mi sangre lucha contra la enfermedad sin dejar comerse terreno, aproximando el final de la batalla e imponiéndose ante el enemigo.
14.50, salgo de la consulta, mando un sms a mis contactos y empieza un día de júbilo y satisfacción, lleno de mensajes, llamadas, brindis y muchísima felicidad. Ha sido mi regalo de navidad anticipado, hasta final de febrero no volveré a medirme con mi enfermedad cara a cara. Aunque la lucha es diaria, los días de revisiones es donde se averigua quién va ganando, y por ahora (tocando madera) soy yo.
Gracias a todos por todas las energías tan positivas que me habéis mandado, y perdonad que no haya escrito antes (me han echado la bronca, tenía a gente pendiente del blog para ver el resultado), pero es que ayer no tuve tiempo por la celebración, y hoy por el trabajo.
No tengo sangre azul, pero fuerte es un rato.....

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