Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

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11 de febrero de 2009

GALLETA


Me siento hoy como una galleta de jengibre, frágil, vulnerable, débil e indefenso. Quizá sean miedos por las revisiones, ya que hoy han empezado las pruebas; la primera, extracción de sangre (soy quejica, sí, pero es que lo paso tan mal, ver una aguja es marearme, y si va acompañada de sangre, ni os cuento).
Las galletas, de aspecto duro, se debilitan cuando se mojan en leche. Yo, de aspecto duro, me debilito ante la incertidumbre de qué pasará. Yo he luchado, yo lucho a diario, pero, el resultado del combate no soy yo quien lo dictamina, sino el juez, en este caso el médico.
No es que me obsesione con lo que pueda pasar, es más, intento distraerme para no pensar, y si pienso, busco la parte positiva de lo que ocurra, tanto si es buena la noticia como si es menos buena.
Cuando empecé con esto, me prometí a mi mismo vencer al cáncer, y si no fuera así, estar siempre con la cabeza bien alta, orgulloso de todo lo que he hecho, de la forma que he tenido en pelear. Pero el miedo siempre está ahí, ya que si me derrotara (cosa que no va a suceder), dejaría tanto aquí, que ni siquiera quiero pensarlo. Por eso mi actitud siempre ha sido la misma, positividad, mucha positividad.
A veces, ir subiendo escalón tras escalón, hasta llegar a la victoria, cansa, pero si miras hacia atrás, y ves todo lo que has recorrido, sin caerte ni una sola vez, te enorgullece de tal forma que te eleva hacia lo más alto. La actitud ante las cosas cuenta, y mucho, y yo he puesto mucha, tanta que en algún momento me han tachado de loco por ser feliz con cáncer. Y me pregunto yo, ¿por qué he de ocultar mi felicidad? Eso jamás lo haré, porque, aunque he estado cansado, o agotado, nunca me ha faltado una sonrisa en la cara, y lo más importante, esa sonrisa ha sido de corazón. Lágrimas ha habido muchas, como he contado en otras entradas, pero he reído más.
Soy como una galleta, aunque parezco duro, puedo desmoronarme, eso sí, después se juntarán los pedazos, y formaré una nueva masa, una nueva galleta, más fuerte y dura.
Es una incertidumbre, sí, pero sigo siendo feliz.

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