Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

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18 de noviembre de 2008

MOMENTO DE REFLEXIÓN


A veinticuatro horas de la recogida de resultados de mis pruebas, llega el momento de reflexión. En todas las revisiones a las que he ido, siempre el día antes han sido de nervios, de incertidumbre, pero sobretodo, en estas horas previas vienen a mí un remolino de imágenes y recuerdos de toda esta encrucijada, los recuerdos me invaden, quizá me vuelvo más nostálgico, ojo, sin pesimismo alguno, porque, curiosamente, el día previo suelo estar más optimista que los anteriores, y más hoy con la cantidad de abrazos cargados de buenas energías que me han mandado en forma de mensaje (mil gracias amigos, yo también estoy con vosotros, lo sabéis).
No es necesario vivir muchos años para haber vivido muchas experiencias, yo soy un afortunado, puedo decir con la boca bien llena que he vivido bastante intenso estos treinta y un años. Por muchos motivos, unos muy buenos, otros no tanto, aunque menos mal que son los menos. Cuando era pequeño quería volar, siempre he querido volar, he soñado que iba volando al cole, jugaba volando, y con el tiempo creo que esa obsesión por volar se traduce en que vivo con ansia la vida, con ganas, con libertad. Siempre he soñado que tenía alas para poder desplazarme, y un día, un tumor de nombre feo quería cortármelas, y lo que ese tumor de nombre feo ha conseguido agrandar más mis alas, vivir más vida, disfrutar más de mi libertad. De pequeño me consideraba inmortal, y cuando digo de pequeño me refiero hasta hace un año, y este tumor de nombre feo me ha enseñado la vulnerabilidad de la vida, la fragilidad tal vez, y a su vez la fortaleza mental del ser humano.
Ahora mismo cuento las horas, los minutos, los segundos que distan hasta la cita con mi médica. Allí si que sudo eh, porque además, la doctora se pone en silencio a leer los informes, me mira y vuelve a leer, y así como diez minutos que se me hacen eternos, si supieseis todo lo que pienso en ese tiempo. Miro a mi mujer, y la veo como intentando leer tras el papel, mi madre cruzando dedos, pies, y rezando en voz baja. Dios, unas ganas de coger a la tipa esa y decirle, habla coño, habla, jeje. Las veces anteriores han sido todas buenas noticias, y en ese momento pienso en todo mi ejército que está conmigo en esta batalla, dando forma al sms que mandaré nada más salir a mis contactos, y deseando hablar con todos y cada uno de ellos, que me mandan tantas energías y cariño, que engordo de ego. Confío, deseo, espero que esta vez sea igual. No quiero fracasar en esta etapa de mi vida, quiero salir victorioso.
En fin, es mi momento de reflexión.

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