Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas
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30 de octubre de 2008

ESTADOS DE ÁNIMO



Hoy he estado reflexionando por todo lo que he ido pasando desde aquel fatídico 30 de enero hasta hoy. En tan poco tiempo he pasado por tanto, que a veces no me lo creo. Ayer mismo, mientras me duchaba, me puse a pensar en la radioterapia, y a día de hoy, no me creo que haya pasado por 25 sesiones. Cuando te dicen tienes cáncer, la percepción de las cosas cambian, por supuesto, para mejor tal vez, bueno, puedo asegurar que para mejor, pero pasas por un montón de sentimientos y de estados de ánimo en un periodo corto de tiempo. Pasé de la soledad al tumulto de gente que no me dejan caer, pasé de la pena de la enfermedad a la alegría de las cosas buenas que me han ido sucediendo, pasé del llanto a la risa fácil, pasé del infierno de la mente dando vueltas a lo malo, al cielo de los recuerdos de todas las muestras de cariño que me han ido dando en esta aventura llamada cáncer.




Sí que es cierto, que en algún momento decides tirar la toalla, y gracias a los que me rodean, la recogía y seguía tirando para adelante. También se me ha hecho más llevadero porque he intentado cambiar mi monotonía diaria lo menos posible; no he cogido baja laboral, tan solo he faltado los días de pruebas médicas y las tardes durante el periodo radioterápico. Excepto el primer fin de semana de la noticia, el resto siempre he estado fuera con la compañía de mi familia o de mis amigos. En estos casos, la monotonía de la que tanto nos quejamos la aprecié más que nunca; incluso estaba deseando que se me fueran los efectos secundarios de la radioterapia para volver a trabajar la jornada completa de trabajo.



Me considero un privilegiado, puesto que los efectos secundarios de la radioterapia de la que hablaba antes han sido prácticamente nulos, a excepción del cansancio y un poco la piel quemada, aunque me echaba la crema pertinente, se puso la zona un poco como quemada por el sol. Eso sí, en verano he tenido que estar con la camiseta puesta, ya que en un año no puede darme el sol en la zona, pero bueno. Me comentaron que perdería el apetito, y yo, como soy más chulo que un ocho, pues en lugar de eso me dio por comer, y a todas horas estaba hambriento.



También es cierto que te vuelves más sensible, o vulnerable con tu alrededor, es más fácil emocionarse con lo bello de la vida, a mi me pasa a menudo. Incluso podría decir que afloran sentimientos hasta ahora ocultos en mí, o camuflados quizá, pero al fin y al cabo no los palpaba. Te sientes frágil y fuerte a la vez, a veces ves a la gente que te mira con compasión, y otras que te miran con admiración. Incluso me tratan como un héroe, y no veas como eso sube el ego. De todo hay que quedarse con lo bueno, y digo yo, cuando acabe todo esto, ¿se me acabarán los mimos que me dan???, espero que no, aunque si es que sí, ¡¡¡pues que me quiten lo bailao!!!



Incluso me he vuelto masoquista, me alegra no sabéis cuanto cuando empieza a dolerme el hueso, y es que es señal de que está generando más hueso y matando al tumor de nombre feo, y hoy, hoy es uno de esos días que me duele, así que paradójicamente, que dolor más bueno, este dolor me hace aún más feliz.

29 de octubre de 2008

DE VUELTA A LA INFANCIA


Hoy he soñado que, como por arte de magia, volvía a mi infancia. Volvía a ser un niño, jugando las canicas, al escondite y coloreando en cartulina. Hoy he soñado con mi infancia, no estaba enfermo, no tenía presiones, no tenía tratamiento ni tenía revisiones, era feliz por naturaleza.
Y es que desde pequeño siempre he sido muy de soñar despierto, tenía muchos mundos interiores, y para ser justos, aún conservo varios de esos mundos en mi cabeza. Siempre he tenido muchos amigos de juego. Confieso que el fútbol nunca me interesó demasiado, pero jugaba para no quedarme sentado y ver como se divertían mis amigos. Sí que hubo una época en la que me enganché algo más al fútbol, pero ya pasó.
Qué recuerdos de cuando a la salida del colegio nos daban unos señores álbumes y cromos para empezar a coleccionar. Yo me hacía adicto a cualquier coleccionable, corría a casa de mi abuela (o como decía cuando pequeño, anca mi abuela), a que me diera un duro para comprar estampas.
Nunca he sido de estar enfermo, algún resfriado y poco más. Ni siquiera he pasado la varicela a pesar de dormir con mi hermano que sí la tenía o mi hermana, yo nada (y paradoja de la vida, no me entra una varicela y sí un cáncer...). Haciendo memoria, una vez me dio una parálisis facial pasajera, lo que vulgarmente se conoce como aire. Estuve como quince días sin poder mover el lado derecho de mi cara.
Me encantaban los coches de juguetes, tenía muchísimos. Hacía en mi cuarto una ciudad y empezaba a manejar coche tras coche para darle vida a ese mundo. También me gustaba el teatro. Fui árbol en una función del cole, a pesar de mi timidez que tanto me ha marcado en mi vida. Si de algo me arrepiento de mi infancia es de mi timidez para todo. Pensando, hasta que no he sido padre por primera vez, y tenía 21 años, no le he echado cara a la vida.
La música me ha interesado desde bien pequeño. Tengo en mente el levantarme antes de tiempo en un campo familiar que teníamos, me iba al salón de puntillas para no despertar a nadie, ponerme unos cascos gigantestos y escuchar mecano; enganchado estaba con aire, o japón. Desde entonces he sido fiel seguidor de ellos, y un día que recuerdo muy especial fue cuando, en el 2006 pude conocer a Ana Torroja en compañía de mi hijo. También me encantaban C.C. Catch, La década prodigiosa, Sandra, Duncan Dhu, y tantos grupos de la movida de los 80.
Tengo muchos recuerdos, el ir anca Ani a comprar esponjitas, anca mi vecino a jugar con los miles de juegos que tenía, anca mis primos de Cádiz y hartarme de llorar después cuando nos íbamos, de ver V Los visitantes, y automáticamente ponerme a jugar y creerme ser Mike Donovan para luchar contra la malvada Diana.
Y otro recuerdo que me ha marcado en la vida fue el día que vi por primera vez a la que hoy es mi mujer. Tenía yo 10 años y ella 9, y nos conocimos jugando al escondite. Cuando la vi, lo primero que pensé (y esto lo juro por mis hijos), con ella me voy a casar. Dicho y hecho, a los 12 años después nos dimos el sí quiero. Con ella he vivido la muerte de seres queridos (y recordados día tras día), ella me ha regalado el privilegio de ser padre, con ella he vivido este cáncer, con sus traumas y tratamientos, pero también ella me ha hecho ver la luz donde creía que no existía.
Está bien volver al pasado y ver todo lo que has vivido, y sobretodo con la calidad de cómo se ha vivido.

27 de octubre de 2008

SOBREVIVIR AL CÁNCER


El optimismo y la superación personal han sido claves a la hora de luchar contra esta enfermedad que comparto con muchos en mi misma situación y me han escrito comentarios o me han mandado mails, así que este post va por vosotros, amigos y compañeros de fatigas.
Tenemos dos opciones una vez que te dan la crucial noticia, luchar o dejarte derrotar, yo he elegido luchar, y cuento con muchas armas, unas me la dan los médicos, en mi caso radioterapia, otras las he puesto yo, y han sido el optimismo, la alegría y la superación, decidí no dejar de luchar nunca, y jamás lo he hecho.
La felicidad no está reñida con el cáncer, todo lo contrario, en mi caso ha conseguido hacer la radioterapia más efectiva, parece que ha predispuesto mi cuerpo a la recepción de rayos de vida. La tristeza sí que se aloja en mi algún que otro día, y también es necesaria, para recapacitar, coger impulsos para una sonrisa más duradera.
El estar feliz me ha traido algún que otro problema, el más reciente el sábado, cuando una "señora" a la que hacía mil vidas que no veía me empezó a decir que tenía muy buen color, como extrañada, supongo que esperaría ver a un terminal, o cojeando, o demacrado, y el verme animado, feliz, le causó rareza. No sé que imagen de enfermo de cáncer tiene la gente en la cabeza, pero desde luego, me gustaría desmitificar esos cánones que se tiene, porque a mi no se me nota, y estoy seguro que a la mayoría tampoco. No he sufrido quimioterapia, que quizá tiña un poco el aspecto físico, pero ojalá que entre todos podamos dar la vuelta a la tortilla y hacer ver que no tenemos que estar destrozados, ni llorando a cada paso, que ya se llora lo suyo cuando te dan la noticia, y ante lo malo, tenemos que sacar nuestra mejor cara, nuestra mejor sonrisa, y demostrar que se puede ser feliz, incluso más que antes siendo enfermo de cáncer, entre todos los compañeros de fatiga que estamos en esta atracción vamos a demostrar que se puede sobrevivir al cáncer.

25 de octubre de 2008

MENSAJE EN UNA BOTELLA: homenaje a los que me estáis curando.



Hoy me he levantado feliz, muy feliz, con ganas de comerme el mundo, pero también nostálgico. He revisado uno a uno todos los correos de apoyo que me han mandado, todos los mensajes al móvil que me han enviado desde que estoy subido en esta montaña rusa llamada cáncer, y no sabéis cuanto me ha levantado la moral, incluso he llorado como una magdalena por todo aquello tan bonito que me han dicho; habéis sido mi más leal ejército en esta guerra, seguis siendo mi ejército en esta encrucijada, y lo más bonito aún, que siguen alistándose gente anónima o no, que se han enterado de lo mío, y no me dejan caer. Por todos ellos va este escrito, lo meteré en una botella y lo lanzaré al mar, para que todos los recojáis; éste es un homenaje que me apetece daros, regalaros, sé que no es nada para todo lo que vosotros habéis hecho por mí, cuanto bien me habéis regalado, y cuanto me habéis ayudado.

A mi mujer, que sin ella no podría haber llevado este mal de nombre feo como lo estoy llevando. Me inyecta tanto amor que me hace la vida realmente fácil. Ella fue la persona que estaba conmigo el día que me dieron la noticia, y aún recuerdo el abrazo que nos dimos llorando por el shok inicial, y ese abrazo me alimentó de fuerzas para luchar contra el mal. Se ha convertido en nuestra lucha, nos ha unido más, y, aunque soy muy despegado, no soy cariñoso de gesto, pero sí de pensamiento, desde aquí quiero decirle que la amo tanto que me duele. Gracias por todo lo que has hecho por mí desde que nos conocimos hace ya veinte años.

A mis hijos. Qué decir de ellos, me faltan palabras, me faltaría espacio, porque son todo en mi vida, mis ganas, mis ilusiones, mis miedos. ¿Cómo se pueden querer tanto a dos renacuajos? A veces me quedo mirándolos y con miedo he pensado, si no lucho contra esto, moriré, y no podré disfrutar de su compañía, no podré ver sus caras cuando se levantan, cuando ríen y lloran, no podré gozar de su inocencia, por eso me levanto todos los días dispuesto a ir matando más y más a mi enemigo. Aunque ellos están en lo desconocido en cuanto a mi enfermedad, me dan vitalidad para curarme, y cuando sean grandes, les contaré que fueron mi tratamiento y mi cura. A Carlo y Sergio, os amo.

Mi madre, que decir de ella. Su vida no ha sido fácil, y sin embargo nos la ha hecho muy fácil a los que estamos a su alrededor. Buena hija, muy buena esposa, y mejor madre. Cuando la llamé llorando diciéndole que tenía cáncer, creo que la enfermé conmigo, porque, aunque se ponía fuerte delante mía, detrás lloraba a más no poder. Desde el primer día ha estado conmigo en todos los procesos que he ido pasando; tiene un altar en su casa al que diariamente enciende velas, cuando vamos a revisiones, está con los dedos cruzados y apretando dientes. Ella me dio la vida hace treinta y un años, y curiosamente, me la sigue dando, con su apoyo, cariño y magia. Me gustaría ser más cariñoso y decirle cuanto la quiero de viva voz más amenudo, pero es que soy algo seco. Desde aquí, mamá te quiero muchísimo, eres mi mejor amiga, la mujer más maravillosa que me he encontrado y jamás habrá nadie más especial que tú.

Mi familia, carnal y política. Cuanto bien me hacen, siempre tienen palabras que a uno le hace subir el ego, y me tienen por las nubes ya. Nunca me han dejado de lado, y ahora más que nunca los tengo pegados a mí, arropándome y animándome. Saber que cuento con una familia tan especial me convierte en privilegiado, no seré rico económicamente, pero sí anímicamente gracias a todos vosotros, a los que están y a los que se fueron un día de la tierra, pero se instalaron en mi mente, en mi recuerdo y en mi corazón. Sé que todos me dais vida.

Mis amigos, que orgulloso estoy de tener tantos y tan buenos amigos. Los hay a los que no veo amenudo aún viviendo en mi misma ciudad, pero me transmiten su buena energia. Hay quienes viven muy lejos, como mi brother, que siempre tiene un mensaje de ánimo, unas palabras que se convierten en abrazos. Los hay a los que, a pesar que desde pequeño nos conocíamos, la vida nos separó y por circunstancias nos hemos vuelto a topar, y están ahí, lo sé, me lo hacen saber, me mandan sus mensajes, sus llamadas, sus mail preocupándose por mí. Y están los amigos a los que gracias a ellos me han hecho olvidar muchísimas veces que tengo cáncer. Estamos casi a diario juntos, hacemos el payaso, nos contamos lo bueno y lo malo de la vida, nos reimos. Sin ellos saberlos, han hecho mi enfermedad más llevadera, no me preguntan por mi estado, porque me conocen perfectamente y saben como estoy a cada momento. Pero también están los amigos desconocidos que se han ido uniendo a mí a través del esto llamado blog, que me han dado mucha fuerza por todo lo bonito que me han dicho, me han hecho crecer como persona, a esos amigos desconocidos, gracias. A todos los amigos, mis amigos, gracias por formar parte de mi cura, porque habéis sido tan importante como la radioterapia, y gracias a vosotros, me estoy curando.

Nunca he sido de decir mucho te quiero, más bien poco; pero desde aquí os lo digo a todos, OS QUIERO.





22 de octubre de 2008

LA CALMA


Hoy me he levantado mejor, mucho mejor, radiante podría decirse, ya que SÍ he logrado dormir, despejar mi mente y seguir afrontando todo lo que el vivir acarrea.

Si me pongo a recordar, he tenido muy pocos días nublados (como digo yo) desde que cambió mi vida de simplemente vividor de la misma a luchador con ganas. Lo de vividor que no se malinterprete eh, vividor en el sentido que me limitaba a vivir, con mis días buenos y mis días maslos, pero siempre responsablemente, vivía sin valorar, y ahora valoro vivir.

Los caminos por los que nos guiamos son tan vertiginosos en algunos casos y tan lineales en otros, que el término medio no existe. Pasas en un momento de la felicidad al derrumbe, de la costumbre a lo nuevo, de lo nuevo a lo usado. Y todo sin apenas pararnos a pensar el porqué, el motivo, simplemente aceptamos lo que nos viene, nos conformamos. Yo ya no me conformo, aspiro a seguir siendo feliz, luchando contra las circunstancias adversas, fortaleciendome como persona, y creciendo a nivel emocional. La sensibilidad se aflora, los impulsos los gozas y al final te das cuenta de que el primer paso de todo es el más difícil, pero hará que todo sea más fácil.

21 de octubre de 2008

TEMPESTAD


Hoy es uno de esos días en los que todo lo veo muy por encima mía. Será que no he dormido bien, será que hoy la felicidad está jugando al escondite conmigo, o será que hoy no tengo ganas de sonreír.



Es uno de esos días en los que me hubiera quedado en la cama, sin salir. No creo, bueno, seguro que no es culpa del cáncer, antes de ser enfermo también tenía estos días. Es uno de esos días en que, a pesar de la multitud me siento solo. Es uno de esos días en los que quiero que anochezca para que pase rápido.



No sé, me he levantado nostálgico, recordando otros tiempos, me he levantado sin ganas de hablar, a pesar de que llevo toda la mañana colgado al teléfono (por asuntos laborales). Hoy me he levantado con ganas de acostarme ya.



Quería dormir, y la mente no me dejaba, no pensaba en nada, pero no me ha dejado conciliar el sueño. Quizá porque se aproxima otra revisión, quizá porque estoy desbordado en lo laboral con mucha carga, o quizá porque necesito deprimirme para valorar aún más lo que tengo, lo que soy y lo que seré.



Hoy me siento atado a no sé ni quién ni qué, y lo peor, que hoy no quiero desatarme, no tengo ganas, pero prometo que mañana me desataré, y brillaré.







19 de octubre de 2008

DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER DE MAMA


Hoy es el día mundial del cáncer de mama, y, desde mi humilde blog pero muy importante para mí, quiero expresar mi admiración por todas las que están pasando por esto, quiero enviarles todo mi cariño, mi comprensión, y sobretodo mi apoyo incondicional.

Ayer vi a Encarna Salazar (no sé si es la azucar o la moreno del famoso dúo musical) contando su experiencia. Consiguió emocionarme, todo lo que iba contanto, yo había pasado por ahí, da igual que se llame cáncer de mama, que de próstata que de nombre feo como el mío, nos une una misma enfermedad, de nombre de astro, precioso para el horóscopo, pero terrible para la salud. Pero no solo está la entereza de Encarna, también está Luz Casal, La Mari (Chambao), y sobretodo, sin que se olviden a las enfermas con este mal habrá que se llaman Paqui, Adela, Susana, Rita, Manoli, Verónica, Ana, ..., que no salen en la tele, pero demuestran diariamente su entereza, se hacen invencibles, se siente to guapa (como decía Bebe en su canción); son mujeres que pueden ser nuestras madres, nuestras esposas, hermanas, amigas o vecinas, y son admirables como salen invencibles en esta lucha, a la que me uno, y soy parte de su ejército, porque hay muchas tropas, en su caso el de mama, en el mío de nombre feo, pero el enemigo se llama CANCER a seca.

Muchas sé que se han quedado por detrás, bien por un diagnóstico tardío, bien porque las fuerzas les flaquearon, o vete tú a saber por qué, pero desde lo profundo de mi corazón, sé que están ahí ayudando a erradicar esta tortura. Desde aquí mi más sentido homenaje a todas las que se han quedado atrás, pero forman parte de nuestro pelotón, de nuestro batallón, son piezas de nuestro propio puzzle.

Hoy todos somos ellas, bueno, hoy no, siempre debemos ser ellas, y ellas ellos, porque la unión hace la fuerza, y entre todos, conseguiremos que esto sea como un virus que con un simple antibiótico cada ocho horas durante siete días, sea curable, y no pasar por ese pasillo, que a veces lo vemos interminable, lleno de sombras, de temores, de oscuridad, pero que si miramos bien, al fondo está la luz, y entonces nos aferramos a ese rayo de energía blanca que vemos hasta conseguir llegar a él, pero que conste que a partir de hoy, todos, todos llegaremos a él, será nuestra cura, y habremos vencido al cangrego diabólico.

Hoy soy mujer, estoy con vosotras, hoy tengo mamas, hoy tengo cáncer, y vamos a salir todas de él.

SED FUERTES, NO PENSÉIS EN LO MALO, Y DEJAROS EMBRIAGAR DE TODO LO BUENO QUE TIENE LA VIDA.

MI NUEVO BLOG

No sé exactamente como funciona esto, pero lo acabo de crear y he decidido trasladar mi space aquí, he copiado todas las entradas que tenía y las he pasado aquí, a mi nuevo blog, DIARIO DE UN CÁNCER. En el que relato, todo lo que he vivido y sigo viviendo (gracias a medicina y al optimismo) desde que me detectaron cáncer, con un nombre raro y feo, que prefiero olvidar.

A partir de ahora empezaré a usar este blog para seguir contando mis progresos, expresando lo que de viva voz me cuesta decir, y sobretodo, si puedo ayudar a alguien en mi caso, sería el mejor regalo.

Un abrazo.

CONFESIÓN


Hoy he oido un comentario, no sé con qué propósito, en el que, prácticamente me tomaban por loco por tomarme un cáncer como un regalo. Me gustaría, aquí en mi rincón de las confesiones, aclarar mi actitud.

Me he tomado como un regalo el aprendizaje que me ha enseñado, el priorizar lo que dejamos pasar, y en mandar al traste los problemas vanales que nos trae locos. Ha sido un camino, una ruta bastante montañosa, casi cuesta arriba, pero he apretado el acelerador para subirla lo más pronto posible, y poder divisar la paz en la que estoy ahora. Me he sentido muy solo en una sala muy fría mientras me radiaban, a pesar que sabía que tenía a tanta gente pendiente de mí. He tenido que asimilar, y no es fácil, pero o lo haces o te comen. Y a mi el cáncer me ha comido seis centímetros de mi cuerpo, y no voy a permitir que se coma más de mí. Quién me acuse de optimista, por favor, que lo haga, lo confirmo yo, soy optimista, y no pido perdón por algo por lo que me siento muy orgulloso.

Me siento el protagonista de la vida es bella, intentando hacer ver a la gente la parte buena de mi estado, pero la mala, esa me la callo, o la escribo aquí en mi blog. El optimismo no me ciega, y sé que tengo algo de nombre feo que puede derrotarme, pero, el ir andando por la calle puede ser tu último paseo, un coche puede matarte (creedme que os diga que he pasado por eso, y es la peor experiencia que tengo, el cáncer no tiene nada en comparación a lo que viví con 16 años), o quién dice que no se nos pueda caer un piano en la cabeza mientras lo están subiendo. La vida lleva a la muerte y mientras llega la muerte hay que saber gozar la vida; y cuando llegue ese momento, quiero pensar que he el tiempo que he vivido he sido feliz, porque soy feliz, con mi cáncer, sí, a pesar de eso soy feliz por todo lo que me ha dado y me ha enseñado. No quiero ser macabro por estas palabras, pero es lo que siento, y me reitero, no me arrepiento de pensarlo.

El día que voy a mi revisión, estoy pensando en todos los que me cuidan y se preocupan por mí, y justo es salir por la puerta, cojo el móvil, escribo un mensaje diciendo lo bien que va la cosa, y es que el teléfono cualquier día explota, mensajes de ánimo, de alegría, llamadas de vida, de gente que sé que se alegra por mí. Con todas y cada una de las llamadas se me hace un nudo la garganta, con ganas de llorar de felicidad por los regalos de oidos que me dáis; cuando leo los mensajes se me nublan los ojos y me dificultan la lectura de las cosas tan bonitas que me decís; creo que contanto esto, es imposible no ser optimista, no ser feliz, así es imposible no convertir la tristeza de una enfermedad en el regalo de la curación.

LLEGAR HASTA EL FINAL




Nueva revisión, nuevo acierto. Mis huesos, que son tan fuertes, y que tanto entrenamiento han tenido en las sesiones de radioterapia, están destruyendo el tumor de nombre feo. No he visto foto más bonita desde la ecografía de mis hijos, el ver como huesos minúsculos van comiéndose ese mal que se alojó sin pedir permiso en mi interior.

Y es que me imagino el interior de mi cuerpo como aquellos dibujos de antaño, "Érase una vez el cuerpo humano", con los glóbulos rojos llevando las vitaminas (tengo en mente la imagen de uno llevando un salero); pues lo dicho, imagino el ejército que tengo en mi interior matando a los narizudos esos que eran los malos. Y el viejo de pelo extremadamente largo y blanco, con una nariz importante, dando órdenes y consejos sabios desde mi cerebro, con todos los monitores en los que salen todos los rincones de mi cuerpo, como un gran hermano, que todo lo ve.



La clave para pasar este mal trago (o sueño raro), SER FELIZ. Nunca fui ni pesimista ni optimista, pero ante estas circunstancias o te creces o te pisas. Realmente he tenido alguna que otra experiencia muy dura en mi vida, como la muerte en mis narices de una de mis mejores amigas. Ella tenía 15 años y yo 16. No sé si el consuelo de saber que fui la última persona que habló con ella, o que, en la medida de mi ateismo, siento que me acompaña en mi vida. No ha pasado un solo día en el que no me haya acordado de ella, y claro esa experiencia te forja y te forma para lo que vas a ser a lo largo de tu vida, aprendes que puedes perder tus sueños en tan solo unos segundos. Quizá sea eso lo que me ha dado fuerza y coraje para salir adelante.

La incertidumbre de cómo irá mi interior es mala, lo pasas incluso con fatiga, pero cuando llega el momento en el que te dan la noticia de tu evolución, y más si es buena, la saboreas de una forma especial, y yo, que no precisamente soy muy expresivo, la digiero poco a poco, la intento mantener en la mente y que dure un buen tiempo, borrando esas noches previas a la cita con el oncólogo sin dormir, el estar escuchando a la gente hablar mientras estoy pensando, como estaré, y si va mal, y si se ha extendido, y si, y si, y entablo un debate en mi interior que ríete tú de los que se forman en la noria por ejemplo.

La vida es bella, como decían, pero es difícil, y más en los tiempos en los que corren; la vida es difícil, a veces complicadas, intensa, breve; pero es mágica, con momentos realmente inolvidables, y he comprendido que vivir la vida es poder rescatar esos instantes que nos marcan. La vida es un camino, y al final del camino veremos en qué nos hemos convertido, qué hemos sido, y qué hemos hecho, y al final de mi camino espero poder sacar una conclusión, he sido y he hecho feliz.

ENTREVISTA (I)


Entrevistador: Buenos días, que tal?
Carlos: Bien muy bien, nervioso pero bien.

E: ¿Nervioso por qué?
C: Bueno, es mi primera entrevista, y aparte se junta que próximamente tengo otra revisión, y, aunque me encuentro bien, los nervios y el hormigueo en el cuerpo es inevitable.

E: Bueno, vayamos por partes. ¿Cuando empezó todo?
C:Pues una fecha que jamás se me olvidará. El día 30 de enero me llamaron para darme la noticia, y no se me olvidará porque al día siguiente era el cumpleaños de mi mujer, y cuatro días más tarde el de mi hijo, y sacando fuerzas de donde no las tenía tuve que tragar saliva para hacer de esos días especiales. Ese día 30 fue muy duro para mí, tener que asimilar todo y digerirlo, aunque me costó más de un día digerirlo.

E: Un día memorable, y muy cercano de fechas señaladas y de júbilo. ¿Qué sentiste? ¿Es posible describirlo con palabras?
C: Qué sentí, difícil pregunta, y más difícil utilizar las palabras adecuadas. En el momento que me lanzan la noticia no daba crédito a lo que estaba oyendo, fueron sutiles en las palabras pero tal vez no me prepararon para oirla. Quizá pensaban que lo sabía, porque me lo soltaron nada más sentarme, y después, la hora que estuvo el médico hablando de la enfermedad no lo recuerdo, porque me enfrasqué en mi mundo, empecé a imaginar que era un mal sueño, que se había equivocado, que a mí no podía pasarme eso que me estaba contando, a cualquiera menos a mí. Recuerdo que estaba deseando irme de allí para gritar, llorar, respirar, porque estaba intentado aguantar el tipo, y fue montarme en el coche, y romper a llorar. Recuerdo que se desmoronó el mundo que había creado hasta ese día, porque era felíz, y pensé que no podría ser más feliz que en ese tiempo, y todo se truncó en cuestión de minutos. Del hospital a casa lloré como nunca, en casa me vacié, pero tuve que camuflarlo para que mis hijos no me vieran. Fue un día raro, llamadas constantemente, mensajes al móvil. Es increíble como las noticias, sobretodo las malas, se expanden tan rápidamente. No cogí el teléfono, no quería hablar con nadie. Ese día quise morirme. Pero sin saberlo, ese día era el comienzo de mi nueva vida, de mi nueva felicidad. Ese día cambió mi ego, mi forma de ser, mi forma de actuar.

E: Supongo que pensaría en muchas cosas, en mucha gente....
C: Pues sí y no. Pensar piensas, pero las lágrimas ahogaban esos pensamientos, y no dejaba a flote nada más.

E: Me comentas que al día siguiente era el cumpleaños de tu mujer, y a los tres el de tu hijo. Háblame de esas celebraciones.
C: El cumpleaños de mi mujer, no fue tan alborotado de gente como el de mi hijo. Ese día fui a trabajar, sin ganas, obviamente, pero fui. Y como no había comprado nada para regalarle, saqué fuerzas para comprarlo. Después, cuando llegué a casa, estaba mi familia, tanto la política como la carnal, y como comprendían como estaba, no se habló del tema. Si que me miraban con pena, y a mi se me nublaban los ojos, pero aguanté sin llorar. Es que llebava un día como enfermo, bueno, un día desde que yo lo sabía.
El cumpleaños de mi hijo fue una prueba de fuego. No tenía ganas de celebrarlo, pero mi hijo se lo merece, así que saqué mi mejor cara, y mi mejor sonrisa y me dispuse a ir a donde lo íbamos a celebrar. Allí estaban mirándome disimuladamente, no sé que pensarían ni me importó, pero me venían y me daban un abrazo, o me daban una caricia. Ese día empecé a hablar algo más del tema, no mucho, pero empecé a desahogarme un poco, y lo más difícil, sin llorar (aunque ganas había, para qué engañarnos. Llegué a casa y como era el día de mi hijo, intenté aparentar ser el hombre más feliz del mundo, aunque por dentro estaba roto. Además, curiosamente ese día pensé si podría verle cumplir seis años, siete, ocho, veinte, treinta, cuarenta...


E: Y el tratamiento, ¿cómo fueron los días previos a empezar?
C: Bueno, había que empezar a determinar qué tipo de tumor era, para así poder aplicar uno u otro tratamiento. En mi caso había dos opciones, quimioterápia o radioterápia, en función de si la médula estaba o no afectada. Para llegar a esa conclusión pasé por varias pruebas, entre ellas la punción de la médula. No veas como me dolió, pero bueno, más dolía los pensamientos. Estando en una reunión de trabajo, recibí una llamada diciéndome que la médula estaba totalmente limpia, con lo cual el tratamiento era el menos agresivo, la radioterapia. Ese díala felicidad se reconcilió conmigo y comencé a flotar. Mandé un mensaje a mis amigos y familiares, y no veas como el teléfono empezó a sonar, no paraba, pero estaba tan feliz que quise responder a todos y cada uno de ellos.
Después empezamos a prepararme para la radioterapia, que si tac, que si tatuajes para que siempre la radio fuera al mismo sitio, y nada, empezó el tratamiento.


E: Veinticinco sesiones, en las que aparentemente no sentías nada, ¿no?
C: Sentir dolores no, sí cansancio conforme avanzaban las sesiones, pero desapareció cuando terminó. Cuando iba a darme el tratamiento, veías en esa sala a tanta gente pasando por lo que yo estaba pasando, y que nadie hablaba del tema, que empecé a valorar mi enfermedad. Mal de muchos consuelo de tonto, pero lamentablemente es así.

E: Terminaste, y después, ¿qué?
C: Después empezaron las revisiones, y toco madera, hasta la última todo iba como tenía que ir, despacito y con buena letra. El tema sanguineo está bastante controlado, vamos, casi por completo desaparecido. Ahora tengo cita con el radioterapico para ver la evolución del tumor, y por eso, tal como te comentaba al principio, son los nervios que tengo, pero también tengo esperanza, y sobretodo optimismo.

E: Y a nivel emocional, ¿qué has sacado de todo esto?
C: Pues tener cáncer me ha enseñado a vivir, he aprendido donde está lo verdaderamente importante, lo que normalmente, por el ritmo de vida que llevamos, pasa desapercibido, y seguramente es lo que tenga más valor del día a día. Me he reencontrado con muchos amigos, que se han preocupado por mí, todo el mundo me ha demostrado su cariño y me he sentido y me siento tan afortunado, que al final, he aprendido a buscar el lado positivo a las situaciones adversas, y en este caso, me he tomado el cáncer como un regalo. Creo que he sabido sacar a flote lo bueno de esta experiencia, y sobretodo aprender mucho de ello.

E: Para terminar, a¿lgún consejo que dar, o alguna doctrina a seguir para ser feliz ante las adversidades?
C: Yo tardé cuatro días en reaccionar y empezar a brotar, del miércoles al domingo, y da igual el tiempo que te lleve resurgir, siempre y cuando resurjas y sobretodo descubras la lección que la vida te ha impuesto en ese momento, aplicar la moraleja y no dejar que nada ni nadie te quite lo único que tenemos, la felicidad. Todo eso lo puedes contagiar a los que te rodean, y disfrutar de los momentos mágicos que pasan por delante y que no sabemos percibirlos.

GESTANDO UNA NUEVA VIDA


Es difícil saber describir lo que voy sintiendo día a día ante la llegada de la nueva revisión, tal y como dije en anterior entrada, una mezcla de miedo, incertidumbre, ganas por que llegue ya, pero miedo por que llegue ya.

Sueño con el día que me digan, muchacho, ya no tengo que verte ya, todo ha terminado. Y ese día será el primer día de mi nuevo día. Habré nacido de nuevo, y aunque no soy partidario, y más ahora, de hacer planes a medio o largo plazo, ese día lo tengo reservado en mi cerebro y quiero compartirlo con todo el mundo.

Había pensado juntarnos todos en el campo, o en la playa, o en un parque, el sitio ya lo decidiré; la gente, pues todos estáis invitados; el discurso, cada día lo cambio; pero quiero que llegue ese día, y no solo por mí, sino por los que sufren por mí, mis padres, mi mujer, poderle hablar a mis hijos de lo que he pasado mientras ellos estaban en la ignorancia de todo, pero notaban que algo no iba bien.

Ese día será como un 1 de enero de un nuevo año, pero con la diferencia de que los propósitos que tengo en mente, y los que ya practico serán eternos, yo no efímeros como los propósitos del nuevo año.

El cáncer cambia a la persona, la hace vulnerable y fuerte, sufridora y esperanzadora, resignación y valentía; y si de todos los adjetivos nos quedamos con lo bueno, nos hace mejor persona. Es mi propósito, al igual que ayudar a los demás en mi misma situación.

Sé que hay vida tras esta enfermedad, una vida más sana, más real, más consciente de lo que nos rodea, de todo lo que pasa desapercibido y tiene más importancia que lo tangilbe, y esa vida está tras la curación. Mi nueva gestación está por llegar, pronto, tarde, no sé, pero llegará.

Y como dice una canción, el cielo por mí, se puede esperar....

IMPULSOS DEL PASADO


En breve tendré mi nueva revisión (9 de octubre), y aunque intento no pensar, es inevitable imaginar las posibles noticias, muchas para bien, pocas para mal, y al final me aplico una de las muchas lecciones que he aprendido con mi enfermedad, disfrutar el momento y tener paciencia, lo que tenga que venir vendrá, y mientras tanto, a vivir la vida.

Lo que empezó como un medio para escribir mis sentimientos frente al Cáncer, se ha convertido en mi gran terapia, y si lo comparto con vosotros, que con vuestras energías positivas, los tantísimos mensajes que recibo, estoy seguro que ha sido un paso importante en mi curación.

Me he convertido en una persona más sensible (me da vergüenza reconocerlo, pero ahora tengo la lágrima más fácil, eso sí, salen más de felicidad que de angustias), y cuando veo en la tele a personajes populares que han salido de esta batalla, me lleno de satisfacción, porque una cosa está clara, el cáncer tiene los días contados, el cáncer se cura, y pronto, estoy seguro, muy muy seguro, que será una enfermedad erradicada.

Todos hemos padecido con algún familiar, con algún conocido, está casi a la orden del día, y ha pasado de ser algo mortal a ser una enfermedad pasajera en el mayor porcentaje de los casos. Para mí, aparte de ser una enfermedad (la cura empieza por reconocer, por admitir que estamos enfermos), ha sido como una escuela donde he aprendido, mejor dicho, he rescatado sentimientos ocultos que con el tiempo y el ritmo de vida dejamos apartados en un rincón del cerebro.

La gente no me pregunta a mi, suele preguntar a mis familiares, supongo que porque creerán que no quiero hablar de ello, y es todo lo contrario, prefiero que me pregunten a mi que a mis familiares, porque estoy seguro que a ellos les duele más hablar del tema que a mi, ya que yo lo padezco y sé lo que estoy luchando, lo que me callo y lo que digo, y para nada lo he convertido en algo tabú, sino más bien lo contrario, hablarlo me libera.

Pronto, estoy seguro de ello, podré decir que he terminado con todo, me he curado, y desde ese momento comenzará mi segunda etapa, y es el ayudar a personas que se encuentran en un caso similar como yo lo estuve. Y conozco todas las etapas; dolor, miedo, frustración, ignorancia, y de buenas a primeras, cuando has caído tan profundo, has llorado tanto, has imaginado lo peor, empiezas a brillar de una forma que nunca antes has brillado, empiezas a sentir cosas muy positivas, encuentras algo bueno en todo lo que te está pasando, te reencuentras con amigos que se han enterado y quieren brindarte toda su amistad y todo su apoyo, y poco a poco, cual ave fénix, remontas y asciendes, y es tanto lo que asciendes que ahí empieza la cura. Y el camino de la cura no es fácil, quizá es lo más duro, por todo lo que conlleva, en mi caso las pruebas previas para determinar el tratamiento, y posteriormente el tratamiento.

Y para el tratamiento tienes que estar totalmente fortalecido mentalmente, estoy convencido de que eso acelera el proceso de curación, hay que olvidarse de miedos y temores, y cuando aparezcan en algún momento (cada vez más esporádico), analizar sólo y exclusivamente lo bueno que ha habido en ese tiempo, apoyarte en familia, en amigos, que jamás te dejarán caer, y verás como desaparece ese nubarrón.

Hace cinco meses que terminé mis sesiones de radioterapia, todos los efectos secundarios desaparecieron, me fortalecí, y la lucha contra ese mal (en mi caso ese mal tiene un nombre muy muy feo), se afronta con más optimismo, ves la victoria cada vez más cerca, y un día no muy lejano, cuando todo haya acabado, miraré hacia atrás, veré lo que fui, como lo fui, y me sentiré orgulloso; sabré que una vez fui vulnerable, y que gracias a todo lo que me rodeó y todo lo que aprendí me ayudó a vencer a algo que, por desgracia se ha convertido en la epidemia del siglo donde vivimos y que pronto acabará, y tendré que agradecerle el haberme convertido en mejor persona, me habrá hecho más fuerte, y sobretodo, me habrá hecho más solidario.

El día 9 de octubre nos vemos por aquí, os contaré como va mi batalla, y espero que cuando acabe y pueda celebrarlo, lo pueda compartir con todos los que me leéis, no sé como lo haré, porque a muchos ni os conozco, pero os llevo dentro, y de alguna forma os haré partícipe de mi victoria.

HOTEL DE LOS SENTIMIENTOS


Tal y como decía en el otro post, ya empiezan mis revisiones. La primera, la de la sangre, la he pasado, y con creces. Mi sangre ya fluye casi limpia del todo, incluso la hematóloga pensaba que no bajarían los niveles, aunque se podría vivir perfectamente con los índices que tenía, con sus revisiones cada cierto tiempo, nos ha sorprendido mis glóbulos dando esa buena noticia. Queda por eliminar tan solo 0.1, aunque es una cantidad insignificante.

Ahora llega el momento de analizar de nuevo el tumor y los efectos de la radioterapia. En la última visita había empezado a hacer mella el tratamiento, poco, pero hizo efecto. Espero, deseo que todo vaya como va la sangre. Sí que es cierto que ahora voy algo más tranquilo, puesto que la sangre es el topo de todo lo que nos ocurre en ese mundo interior que todos tenemos, y cualquier cosa hace que se note, la incertidumbre está ahí. Me llamarán para hacerme el TAC, y posteriormente para recoger los resultados.


He reflexionado sobre la importancia que tienen las cosas que no se compran, en mi retina están los momentos de risas y lágrimas que he vivido estos últimos siete meses. Me he convertido en un hotel, y han pasado muchos huéspedes durante este periodo raro de mi vida. El primero en llegar fue el miedo, que venía acompañado por el sufrimiento. Pero rápidamente fueron expulsados por mal comportamiento. Llegó la esperanza, y con una maleta muy grande, para pasar un larga temporada. La esperanza llamó a la ilusión, y juntas siguen en la misma habitación. Más tarde se instaló la fuerza, y fue tal su nobleza que se instaló en la suite, dispuesta a quedarse el tiempo que fuese necesario, y como no, la valentía decidió acompañarla, para poder hacer bien su trabajo. Quedaban pocas habitaciones, y se repartieron entre la amistad, el cariño, la positividad y el amor. Todos los sentimientos allí alojados hicieron una piña cuando la desesperacióny el dolor, acompañados por el sufrimiento y el miedo regresaron para incordiar y tratar de instalarse. Se formó dos bandos, y aunque aún no ha terminado la batalla, poco a poco los buenos sentimientos están derrotando a los villanos, y poco a poco, la alegría se va instalando.

NUEVA REVISIÓN


Ya ha empezado las pruebas de mi nueva revisión, empezamos a luchar otra vez contra algo de nombre muy muy feo,y que no quiero recordarlo.

Es inevitable estar nervioso con todo lo que se avecina, y más aún con los resultados. Quiero que llegue ya, pero también quiero que no llegue. A veces tengo miedo, otras veces, la mayoría, mucho optimismo, pero siempre hay alguna sombra que me perturba. La verdad es que me encuntro muy bien, tengo que tocarme el hueso para volver a la realidad, porque dolores lo que se dice dolores no tengo, sí molestias, pero según me dijeron era que el hueso creía y mataba a las células enemigas. Otros días me es difícil mantener el equilibrio, la serenidad, y aunque es necesario para afrontarlo con mayor fuerza, me condeno a la tristeza, me entra rabia, incomprensión. Sé que no soy coherente, ya que siempre he tratado esto como un regalo, y lo sigue siendo, pero es muy difícil mantener la cordura, estar sobrio ante este reto, así que tengo mis días más tontos, son pocos, pero ahí están. Lo que ocurre que no quiero que me vean sufriendo, porque gracias a los que me rodea estoy saliendo airoso, y es injusto atormentarlo con mis paranoias. Aquí me desahogo, me libero, me recupero, escribo lo que siento. Lo que nunca han flaqueado han sido las ganas de luchar, de vencer, de ganar.

Me gustaría meter en un frasco las dosis de energía que me han ido dando todos los que me rodean, los que me leen, los que me aprecian, y cuando llegue un día tonto, abrir esos frascos e inhalar tanto buen rollo, tanto cariño y tantos buenos consejos, para dejar salir el sol en ese día de nube que a veces tengo. Y aunque físicamente no puedo hacerlo, sí que moralmente lo hago, cuando la tormenta avecina, empiezo a recapacitar, a meditar sobre todo lo que me ha ido ocurriendo, y saco a flote todo lo que he aprendido, lo que me habéis enseñado, y, espero que con el tiempo pueda enseñarlo yo a los demás.

Tengo prometido un libro con mis vivencias, una vez me cure, ojalá pudiera alientar a gente en mi situación lo que yo he vivido, lo que he sentido y lo que me ha hecho curar. Pero todo llegará, primero debo terminar, para empezar mi nueva aventura ayudando a los demas.

Ojalá llegue ese día, ojalá....

BATALLA A BATALLA


Yo no creo en la violencia, pero sí en la lucha, y en esta lucha en la que he entrado batallo con todas mis fuerzas. Y todo tiene su recompensa, y hoy, hoy he ganado una segunda batalla.

La radioterapia está haciendo su cometido, y, entre la radio y mis ganas, se está empezando a generar hueso, y ese hueso, que es un luchador, está haciendo desaparecer las células enemigas. Es curioso, cómo un tratamiento que no se ve, que no se nota, puede hacer tanto y sobretodo tan bien. Si que es cierto que las ganas de luchar también hace mucho, y de eso no me ha faltado, y si algún día flaquearan, sé que tengo a mucha gente para que me las devuelvan.

Si he de ser sincero, iba con bastante miedo al médico, llevo sin dormir varios días pensando en la cita de hoy. A veces me daba la sensación de que había crecido el tumor, otras todo lo contrario. Intentaba convencerme de que todo iría bien, aunque alguna parte de mi ser no lo creyera. Pero hoy ya puedo afirmar de que va la cosa bien, y yo, ese bien lo quiero traducir en GENIAL.

En cuatro días vuelvo a ir al hospital, esta vez al hematólogo, y supongo que me presentará a mis amigos los fármacos, que se alían en mi ejército para terminar de combatir contra el enemigo.

Lo más bonito de este día, que he recibido mil mensajes, dos mil llamadas, tres mil mails, y sobretodo, un millón de energía positiva.

Está claro que los gestos pequeños de la vida son los que hace que funcione y que se mantenga las ganas e iluisón por todo.

GRACIAS


Hoy es mi trigésimo primer cumpleaños, y han pasado 31 años para que sea el cumpleaños más especial que he vivido, por unas horas he conseguido olvidarme por completo de esos seis centímetros que está perturbando mi organismo, y que estamos intentando hacer desaparecer.

Me han regalado el día más especial que una persona puede tener, me encontré con tanta gente que jamás pensaba que podrían reunirse juntas. Y lo mejor de todo, que ha sido una auténtica SORPRESA.

Vivir es un regalo, lo he aprendido durante el tratamiento, pero gozar la vida es un privilegio que te regala quien te acompaña, y desde hace algún tiempo, y confirmado desde ayer, puedo decir que YO GOZO LA VIDA.

Ayer fue la sorpresa, y hoy el relajamiento en un SPA, y eso cura a cualquiera. Si antes tenía ganas de luchar, ahora no me queda más remedio que luchar para poder agradecer tantas cosas buenas que, paradoja de la vida, me ha regalado este tumor de 6 cms. Y es que, ante cualquier adversidad, si buscas el lado bueno, si aprendes de lo que te enseña, conseguirás salir victorioso de la cruzada. Como he aprendido en un libro, LA BUENA SUERTE no existe como tal, sino que tienes que buscarla, tienes que trabajarla, tienes que currártela. La negatividad no nos lleva a ningún lado, todo, y estoy en condiciones de decirlo, TODO tiene un porqué, y todo, por muy negro que se vea, tiene un significado junto con su moraleja, no intentemos dejarla pasar desapercibida, sino aprovechar esa enseñanza para vivr mejor, más agusto con uno mismo, y si esa doctrina la aplicamos a todo, os aseguro que nuestra vida será mucho más fácil.

Yo no he tenido una vida muy fácil, pero hasta que no me ha dado este golpe la vida, no he empezado a vivir la vida tal y como se merece, disfrutando todos y cada uno de los momentos mágicos que nos regala y que no nos damos cuenta.

Mi enemigo se llama cáncer, y tengo un ejército de personas que me están ayudando en la batalla, y por supuesto que lo tengo acojonado, tanto que seguro que en unos meses se irá de mi cuerpo, lo habremos derrotado, y digo habremos porque todos los que tengo a mi alrededor me están ayudando, así que por esa ayuda, desde aquí os quiero brindar mi mejoría, y desde aquí os quiero dar MIL GRACIAS.

FIN DE LA PRIMERA ETAPA


Hoy ha sido el fin de una etapa, hoy ha sido el último día de tratamiento, el fin de la radioterapia. Tras veinticinco sesiones en las que se ha ido radiando mi cuerpo día a día, ha llegado a su fin por el momento. Ahora a esperar la evolución, en un mes más o menos lo sabré. Un mes es lo que más o menos está las radiaciones en mi cuerpo, un mes es lo que durará la fatiga y nauseas, un mes es lo que durará el cansancio, pero un mes en el que podré tomar alientos para la siguiente fase.

La verdad es que estos veinticinco días me he sentido muy bien, porque he tenido un apoyo médico impresionante, se han portado tan bien, que casi he olvidado que se trata de la seguridad social, jeje. Han sido veinticinco días de charla con personas en mi misma situación, aunque no sé por qué en ningún momento hemos llegado a hablar de lo que tenemos.

Y es que la palabra cáncer asusta, y tanto que asusta. A mi me asustó, pero eso se acabó, la radioterapia aparte de traerme fatiga, me ha dado mucha fuerza. Y el cáncer (yo me lo imagino como un bicho en mi organismo) no va a poder conmigo. No estoy dispuesto a que un bicho de unos pocos centimetros sea el centro de mi vida. Y sí que tiene importancia, es algo serio, no quiero hacer pensar de que sea un resfriado, pero que la vida es más bonita vivirla que lamentarla. Siempre hay que tomar alguna decisión, elegir un camino u otro, y yo eligo vivir.

Creo que hoy es de los primeros días que llamo a mi enfermedad cáncer, creo que hoy estoy preparado para llamarlo así (aunque el nombre médico de mi tipo de cáncer sigue siendo feísimo). Y es que en la sala de espera de la radioterapia he convivido con gente que estaba feliz, gente asustada, gente que asumían su derrota sin intentar luchar. Algunos se sentían una carga para quienes les acompañaban. Había que elegir un grupo, y yo elegí los que estaban felices. Intenté transmitir mi felicidad ante tal adversidad, y ojalá se haya transmitido. No obstante, uno de mis objetivos es terminar este trnace para poder ofrecer mi ayuda y conocimiento sobre el cáncer, pero no conocimiento médico, que indudablemente no tengo, sino el moral, que eso no se estudia, eso hay que vivirlo. Iba a decir que por desgracia yo lo estoy viviendo, pero no me gusta esa expresión de "por desgracia", así que la cambio por "el destino me ha mandado".

Hay que subir escalones en esta vida, unos son más altos que otros, pero existen medios para subirlos, así que no nos acomodemos y luchemos siempre.

DOS CENTÍMETROS


Parece una tontería, una estupidez, en otros casos tiene su aquel, pero en el mío me ha alegrado, y es que mi mal de nombre feo ha bajado dos centímetros. De ser un limón se ha convertido en una mandarina. No pensaba que dos centímetros me alegrara tanto. El saber que todas y cada una de las radiaciones que recibe mi cuerpo es para bien.

Soñé los otros días que iba al médico, que me decían que había ganado la batalla, que todo había terminado. Inmediatamente cogí mi móvil, empecé a mandar mensajes a todos mis contactos, me abracé a mi mujer y a mi madre, lloré de felicidad, me sentí tan grande después de haber sido tan pequeñito que nada podría haberme hecho tan feliz. Es raro, pero no suelo acordarme de los sueños, especialemente si son buenos, pero éste sí que lo recordé. Seguí soñando, que íba a un bar (incluso recuerdo cual) a cenar, y allí me encontré a todos y cada uno de mis amigos, esos que han estado ahí, apoyándome, consolándome, animándome, curándome, estaba toda mi familia, estaban todos, no faltaba ninguno. Entré por las puertas y todos aplaudian. Incluso había un atril. Que fantasioso he sido siempres (la ilusión de mi vida es ganar un oscar, así que eso se refleja hasta en los sueños). Me fui al atril (con su micro y todo), y con voz temblorosa agradecí tanto amor que he recibido en estos días, tanta bondad, tanta preocupación, y tanto ánimo.

Me desperté con una sonrisa, y no quise decir nada, para que se cumpliera. No se ha cumplido de momento, pero sí que algo ha sucedido, he bajado dos centímetros. Me encantaría GRITARLO, me encantaría poder decir a todos lo contento que estoy, que en mis doce sesiones he acojonado a este bulto de nombre feo y ha menguado.

Todo llegará, poco a poco, no tengo prisa, pero tampoco quiero pausa. Quiero terminar, sigo subiendo peldaño a peldaño, está muy arriba la cima, pero lo conseguiré. Soy muy cabezón, testarudo, y solo por lo cabezón que soy, tengo que quitármelo de encima.

Me he visto muy hundido, muy al fondo, me he sentido muy pequeño y muy vulnerable. Por eso dos centímetros me ha hecho crecer, me ha hecho levantarme un poco, me ha hecho elevarme a la superficie. Dos centímetros me ha hecho fuerte.

APRENDIENDO A VIVIR


Qué es la suerte?? Podemos controlarla?? Podemos buscarla??

Me considero una persona con suerte, puesto que vemos lo que hay a nuestro alrededor, y aunque consolarse con el mal ajeno no es ético, es algo inevitable. Mi vida en sí no ha sido fácil, cosa que me enorgullece, porque de todo se aprende. Pero no he escapado mal de cada uno de los baches en los que me ido encontrando.

Este es uno más, quizá el que más asusta por todos esos rumores que se infunden sobre esta enfermedad, pero que como me dijeron, el 85% se cura. Y el mío está en ese porcentaje, lo sé.

No sé si esto va por azar, por suerte el que toque a uno u otro. No sé si hay algo o alguien asignandolo, me da igual, me contenta que haya sido yo el que me haya tocado, puesto que lo llevo mejor que si le toca a alguien de los que amo. No sabría si estaría prepararo, a decir verdad ni me lo había planteado, pues nos creemos invencibles, pero me sorprendo de como voy asimilandolo, tanto el tumor de nombre feo como la psicosis que genera el tratamiento. No soy sincero si no cuento que hay días que maldigo mi vida, pero son los menos, y cada vez más espaciado, pero es necesario caerte para levantarte e ir con más cuidado, ir más fuerte.

Tentamos todos los días la suerte. Hasta que no pasas algo similar no empiezas a apreciar la vida. Hay que saber vivir, hay que valorar la vida y todos los momentos que sin darnos cuenta van pasando, momentos enriquecedores. En cambio lo elegimos lo difícil, estar en mal con la sociedad, ser consimistas de palabras gratuitas en contra de otros, mirar solo para nosotros. Que equivocación.

Hay que vivir, hay que saber vivir, la vida es una loteria, y si no la jugamos bien, nos quedará la sensación de haber derrochado sin disfrutar.

DÍA NUBLADO


Hay días soleados, otros en los que las nubes tapan el sol, pero sigue asomando la cabeza esos rayos, y otros en los que sólo hay nubarrones. Hoy tengo un día malo, un día nublado.

Supongo que será que es viernes, ya cansado de toda la semana; supongo que será que tengo falta de sueño; supongo que necesito un bajón para saltar más alto. He tenido un mal sueño, insignificante tal vez, pero malo. He dormido poco, muy poco, y cuando estaba dormido sonó el despertador. Llevo 7 sesiones de radiaciones y eso se queda en mi cuerpo, en mi interior, y sobretodo en mi mente. Todo eso mezclado da lugar a tener un día con nubes.

Me gustaría gritar, pero no tengo ganas, me gustaría cerrar los ojos para después abrirlos y comprobar que ha terminado todo, pero es imposible, así que como no queda otra opción que aguantar, escribo estas palabras para esparcir esas nubes.

Debería estar contento, el tumor está reduciéndose, y lo noto, pero noto también que a la vez me rompe el humor, la alegría. No quiero estar triste, pero es difícil, llevo 58 días de enfermo, y sólo me he nublado tres o cuatro veces, así que por un día malo no voy a condenarme, me desahogaré, miraré la sonrisa de mis niños y volveré a cargerme de energía.

A veces es complicado ver la luz en la oscuridad, tal vez somos tan negativos que no atinamos, que no alcanzamos, o que simplemente no queremos atinar o alcanzar. Yo me considero un tío optimista, es cierto, quien me conoce sabe que nunca me falta una sonrisa, una carcajada, decir alguna tontería, creo que soy alegre, y tal vez por eso cuando me desmorono se me nota más. Hoy me siento quemado por dentro, pero "dejaré que llueva" para aliviar ese calor.

Me encanta ser payaso, pero hoy no puedo ponerme la nariz, no encajaría. Me encanta reirme de mi sombra, pero hoy mi sombra se ha escondido de mí. Me encanta ser feliz, pero debe ser domingo hoy para mi felicidad. Mañana será otro día, mañana mi luz volverá a brillar y continuaré luchando, riendo, soñando, continuaré viviendo....

RADIACTIVE-MAN


Un día de marzo, 18 para se más exactos, me encontraba en una sala fría, a pecho descubierto, con varias personas preguntando, tocando, anotando y programando una máquina. Fue el comienzo del nacimiento de RADIACTIVE-MAN.

Todo empezó en Portugal, cuando jugando a las cartas noté algo que sobresalía en mi esternón. Un bulto empezaba a asomarse sin ton ni son. Sin saber el motivo de tal visita, decidí ir a ver que ocurría. Esa misma noche, acompañado de Javi (mi socio de fatigas), estuve en dos centros hospitalarios, y saqué en claro una cosa, me roban en mi nómina para pagar a unos incompetentes. Mucho tocar el bulto, y lo único que sacan en claro que me tome unos anti-inflamatorios por mandar algo. Después de perder el tiempo regresamos al punto de partida (Portugal). Intenté pasar el fin de semana lo mejor posible, aunque en el fondo estaba angustiado.

Decidí preguntar a un "amigo" médico mientras llegaba y no la cita con el especialista. Este "amigo" vio la radiografía y me tranquilizó, -No te preocupes, es una rotura de la unión de la clavícula y esternón, ni vayas al especialista-. Fueron palabras de liberación, y como se acercaban las navidades, pues si que encontré tranquilidad para pasar estas fiestas. No pensaba ir al especialista, pero como ya tenía la cita concertada, decidí ir, pero iba muy seguro de que me diría que era una tontería, que me fuera para casa tranquilamente. No ocurrió así. La doctora empezó a mirar, a pensar y exclamó -lo que te haya dicho el médico amigo tuyo me parece bien, pero yo voy a tratarte como si no hubiera escuchado ese diagnóstico-. Me pareció coherente, pero seguía convencido de que era una pérdida de tiempo (menos mal que a veces no me hecho cuenta...). Me mandó dos pruebas, análisis de sangre y orina y una resonancia magnética.

Una vez realizadas todas las pruebas, seguía haciendo mi vida tan normal y corriente, autoconvencido de que no pasaba nada, que había librado unas horas en el trabajo para hacerme las pruebas que recalcarían lo que sospechábamos desde el principio, la famosa rotura esternón-clavicular izquierda.

Recién regresado de una reunión en sevilla sonó el teléfono en casa. Una voz al otro lado del teléfono, casi temblorosa pronunciaba mi nombre -¿Carlos Mateo, por favor?-. Le dije que era yo, y a continuación me soltó - Soy la doctora XXX, quiero que te vengas el lunes a primera hora porque algo no va bien-. Eso fue un viernes, así que el fin de semana que pasé me lo guardo, porque fue tremendo, lo que se pasa por la cabeza es increible.

Después de dos días terribles llegó el dichoso lunes. Intentando aparentar tranquilidad en casa, pero comiéndome los nervios por dentro fui a mi cita con la doctora XXX. No me confirmó nada, simplemente me dijo que acudiera el miércoles 30 de enero (dos días después) a hacerme varias pruebas más para determinar que bulto tenía.

Y llegó el día, uf, que día, víspera del cumpleaños de mi mujer. Llegué nervioso, pensando que me harían más pruebas, entre ellas sacarme líquido de la médula. Pero no fue así, La cita era para que otro médico me dijera que tenía un tumor. Estuve una hora en la consulta, y solo recuerdo tres palabras, tumor, radioterapia o quimiterapia. Lo demás lo no escuché nada, solo veía mover la boca al médico y yo pensando, no puede ser, esto no me puede estar pasando a mi. Además, para más inri, el médico pensaba que yo ya sabía lo que tenía, y no tuvo ese toque de sensibilidad. Me rompí por dentro, bueno, por dentro y por fuera. Aguanté a salir para desahogarme, y cuando salí lloré como nunca lo había hecho, creo que hubo un momento en el que me hundí tanto que temía no levantarme. Empecé a tener miedo a la muerte, miedo a que fuera la última vez que viera a mis hijos, miedo a sentir por última vez una caricia de mi mujer, miedo a no ver a mi madre más. Me sentí muy vulnerable, tan chico y todo lo demás tan grande, me sentía como una piedra pesada en el fondo del mar, que no puede salir a flote. Empezó la odiseas de pruebas para determinar el tipo de tumor, y bueno, como ya he contado en capítulos anteriores, es un tumor solitario, la médula limpia y sobretodo muy localizado.

Pero cambié el chip.Empecé a resurgir. Empecé a renacer. Empecé a vivir. Cambiar actitudes, emocionarme con gestos, empecé a hacerme fuerte, a no temer, a no esperar, empecé a luchar.

Todo tiene un principio, una trama y un final, y ahora estoy en la trama. El principio es lo que en estas palabras han salido. El final no sé cual es, y no quiero adelantarme a él, he aprendido a no esperar nada, a disfrutar del día a día. En la trama estoy, y me he convertido en RADIACTIVE-MAN. Parece un comic de un superhéroe, y así me siento, como un superheroe, me siento muy fuerte, valiente, muy capaz de todo.

Hay una frase de una canción que es la realidad, "cuanto más bella es la vida, más feroces sus zarpazos". A mi la vida me ha dado un zarpazo, he recogido la lección, y ahora a curarme de ese zarpazo llamado tumor.

LOS CUATRO PUNTOS


Esta semana que entra empieza a ser crucial en mi vida. Empezaré a intoxicarme de radiaciones para eliminar al mal que tengo de nombre feo. Y para ello me han preparado a base de tac, colchón especial y cuatro tatuajes, LOS CUATRO PUNTOS de mi vida. Me han tatuado el pecho con cuatro lunares que jamás se borrarán, ni los querré olvidar, pues cuando pase todo, miraré mi pecho y me daré cuenta que no ha sido un sueño, que ha sido real, y que he vencido, porque esta semana empieza la guerra que me dará la victoria final a todo esto.

Los cuatro puntos que tengo en mi pecho se van a convertir en mis aliados, como la luz a la oscuridad, como el aire a los pulmones, guiarán mi vida, y por ello les voy a asignar un nombre.

El primero, el del lado izquierdo será la amistad, ya que se encuentra cercano al corazón. Siempre que lo mire me acordaré de todos los que estuvísteis a mi lado dándome fuerza. Ese punto, tan especial, ha hecho darme cuenta de que hay que sembrar para recoger, y no pensaba que había sembrado tanto, pero es que tengo una cosecha de amigos tan grande que no tendré días suficientes para dar gracias.

El punto del lado derecho, será el punto del amor, que tanto me ha servido el cariño de los míos para fortalecerme y no caerme en los peores momentos. Cada vez que lo mire me daré cuenta de lo afortunado que soy por tener una familia como la mía, cada día me alegraré más de haber construido un hogar. Ver la sonrisa de mis hijos, las carcajadas que echan cuando estamos espachurrados en el sofá y jugando a las cosquillas. Ese punto hace que cada día ame más a mi mujer por estar ahí a mi lado, se ha convertido en mi cómplice, y como dice la canción, conocerte fue una suerte, y amarte es un placer.

El punto del ombligo, será el punto de la concepción. Por el ombligo estuve nueve meses unido a mi madre, y cada vez que lo mire me acordaré de todo lo que hace por mí, que solo por quererme como lo hace consigue que mi lucha sea más leve. Es la mujer más especial que he visto en mi vida, no se puede ser mejor persona. Ella me dio la vida y sin pedir nada a cambio, y a cambio le doy todo mi cariño, mi amor y sobretodo mi admiración.

Y el punto del tumor será el punto de la victoria. Cuando empiece a remitir y a ser derrotado el tumor, lo miraré, para asegurarme que no fue un sueño, fue una realidad de la que salí victorioso, y ese punto ha servido para comprender la vida, todo tiene un porqué, y yo ya lo he encontrado. Ese punto ha hecho que me reencontrase con viejos amigos, ese punto ha hecho que me diera cuenta del valor de los momentos con los seres queridos, ese punto me ha cambiado, para bien, para mejor, ese punto será el punto central de mi vida.

La vida tiene cuatro puntos, mi vida tiene cuatro puntos, y jamás los olvidaré. Estoy aprendiendo de ellos, me sorprendo con ellos, y me alimento de ellos.

EMPEZANDO LA CURA


La cura ha empezado, aún no he recibido tratamiento físico para el mal que tengo dentro, pero sí ha empezado la cura psicológica. Bueno, empezó el mismo día que me diagnosticaron el nombre ese feo del que hablaba en el anterior post.

Cómo es el tratamiento psicológico?? Muy sencillo, y quienes me lo dan ni siquiera saben que me están tratando. Se trata de ese apretón de mano que hace años que no recibo de una persona, de ese abrazo que viene en el mejor momento, de esa llamada de teléfono que jamás pensaba que ocurriría, de esas palabras de ánimo que creías olvidada, todos esos elementos deberían meterse en cápsulas y venderse en la farmacia, porque todo eso hace que siga con fuerza.

Mi teléfono se agota la batería cada dos por tres, y eso me encanta. Recibo tanta fuerza diaria que me hace tanto bien, que creo que no puede haber nadie más afortunado sobre la faz de la tierra.

Ojalá pudiera meter en frascos los momentos tan preciosos que estoy viviendo, y de vez en cuando abrirlo y embriagarme de esa fragancia.

He recuperado amigos, bueno, no los he recuperado, porque me han demostrado que jamás los había perdido, simplemente hemos vuelto a coincidir. Tengo tantos momentos en mi retina que es injusto quedarme con alguno para describirlo, porque no hay ningun más especial que otro, todos son especiales.

Mi gente del día a día sigue conmigo, luchando conmigo, llorando conmigo, riendo conmigo, preocupándonos juntos, avanzando juntos. Sabía que estaban ahí, pero me sorprende tanto cariño, y así os lo pagaré.

Pero en esta aventura me he encontrado gente del pasado, gente con la que me fui formando como persona, con la que viví grandes momentos. La vida nos mandó por diferentes caminos, y la vida ha hecho que esos caminos se unan de nuevo. Es precioso sentir su calor de nuevo, notar su presencia y su ánimo. Es curioso, pero cuando hay un momento así, una llamada de telefóno se convierte en medicina, no te cura una enfermedad, pero sí te cura el alma.

A lo largo del día repito lo mismo una y otra vez, con la única diferencia que es otra persona la que me oye, y lo que podría parecer un tostón decir lo mismo una y otra vez, resulta una terapia.

Todos me dáis mucho, no sabéis cuanto bien me hacéis el que os acordéis de mí, no sé como lo podré agradecer, pero juro que encontraré la forma de hacerlo. Eso sí, disculparme que no lo haga ahora, porque tengo que acabar con el individo de nombre feo que tengo en mi cuerpo, pero eso sí, una vez que acabe con él, porque acabaré con él, agradeceré a cada uno de los que me habéis dado ese cachito de vida.

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS.

SUEÑO RARO


Hoy ha llegado un día crucial en esta batalla, en mi batalla. Como si un sueño raro, un mal sueño, una pesadilla se tratase, ya me han dado el diagnóstico definitivo.
Mi enemigo tiene un nombre raro, feo, tan feo como se llaman todas esas enfermedades que no sé quién le ponen esos nombres, o mejor dicho, quién nombra de forma innombrable a estas cosas que la vida nos da. Es tan feo el nombre que ni me acuerdo ni quiero recordarlo.

Para concluir, un tumor óseo, y el tratamiento: radioterapia.

En realidad me han dado una buena noticia, de momento me he quitado la quimio de encima, y eso es bueno, me quieren decir con eso que dentro de lo malo, es bueno. Y debería encajarlo como algo bueno, pero no ha sido así, no sé por qué, pero me ha dado el bajón.

Supongo que ahora llega lo más difícil, la batalla más complicada de la guerra, el bien contra el mal, moros contra cristianos, y aunque tengo un rayo de luz en mi interior, en ese regalo llamado tumor óseo, debo buscar fuerzas por todos lados. Hoy he agachado la cabeza para mañana levantarla con más energía. Tengo una sensación rara en mi interior, como un vacio, hoy estoy viviendo un segundo shock, no sé si más fuerte o más intenso que el primero, que fue cuando me lo dijeron. pero en definitiva un shock.

Mañana intentaré escribir algo más animado, hoy no me salen, y como el manual del enfermo me dice que tengo que escribir lo que siento, sin engañar, porque me engaño a mi mismo, y con las palabras escritas es más fácil expresarlos que con voz.

Mañana empezaré a familiarizarme con nombres como hematólogos, radioterapeuticos, y convivir con ciertos efectos secundarios, como el cansancio, ganas de orinar constantemente, bajones de ánimos, pero lo voy a afrontar, sé que lo voy a sacar adelante.

Es curioso como he aprendido a vivir más en este mes que llevo de enfermedad que en los 30 años anteriores, he cambiado de percepciones de vida, de pretensiones y de ilusiones. Sólo hay dos ilusiones que no han cambiado, ver crecer feliz a mis hijos y seguir por el resto de mi vida con mi mujer. Lo demás ha cambiado:
- De pretender enriquecer mi cuenta bancaria a enriquecerme de vida
- De percibir la vida como algo material a ser la vida el don más apreciado.
- De iluisionarme con abrir un regalo a que me regalen momentos, llamadas de ánimo, ratos de compañías.

Me gusto ahora más que antes, valoro más que antes, y quiero vivir más que antes.

Lo dicho, un sueño raro.

MI REGALO DE SAN VALENTÍN


Hoy, tras la resaca de la festividad amorosa de San Valentín, vienen la típica pregunta entre los conocidos y allegados. ¿Qué te han regalado? ¿Qué le has regalado? Cuando esta mañana me lo han preguntado, mi contestación ha sido VIDA, me han regalado VIDA.

Y es que ayer me dieron la noticia de que dentro de lo malo que tengo dentro, es lo mejor. Y creo que ese tumor que tengo me ha regalado una valiosa lección, vive y disfruta el momento, y a partir de ahora es lo que me limito a hacer. No sé donde estaré mañana, pero hoy estoy aquí, y quiero disfrutar con los míos. No quiero que se me quede nada en el tintero, y esta mañana, tal y como me he levantado, lo primero que le he dicho a mi mujer ha sido, feliz día de los enamorados, porque, no sólo hay que decirlo el 14 de febrero, hay que decirlo, y sobretodo demostrarlo a cada momento.

Doy gracias por la mujer que tengo, por los niños que tengo, por la familia que tengo, por los amigos que tengo, y por ellos estoy aquí, por ellos me siento muy bien, muy querido, muy mimado, por ellos me siento vivo, y si deseo ponerme bueno ya es por juntarnos todos y celebrarlo, reunirnos y poder abrazar uno a uno, agradecer sus palabras de ánimo y poder decirles que estoy aquí para lo que necesiten.

Me han regalado vida, y con vida quiero agradecerselos.

GRACIAS.

EMPEZANDO A RESURGIR


Tal y como puse en el post anterior, la vida es una montaña rusa, y en este caso estoy empezando a subir por el carril.
Hace unos días me dieron extraoficialmente unos resultados muy positivos de una de las pruebas, y hoy me lo ha corroborado el médico. La MÉDULA no la tengo afectada, y es muy importante ese matiz, no está afectada, por lo que la quimioterapia casi que se descarta, y en principio sólo unas sesiones de radioterapia serán suficientes para matar al intruso que tengo en la clavícula.

Hoy ha sido un día muy importante en mi nueva gestación como persona, como ser humano, y es que el médico me ha dado mucha tranquilidad, estamos a la espera de los resultado de la biopsia del hueso para determinar el tratamiento, aunque casi que me lo ha avanzado, radioterapia.

Aún no me hago a la idea de que me esté pasando esto, pero me siento feliz, muy feliz, y que mejor día que hoy para que me hayan hecho este regalo, me han regalado más esperanzas, más vida, me han dado ilusión.

Que bonito es todo lo que estoy viviendo, parece una paradoja, pero es así. No paro de recibir llamadas, mensajes, no me dejáis comer de tanto sonar el teléfono, y eso, eso, ...., eso me encanta. Se acuerdan de mí, me dan ánimos, abrazos, y todo eso es la mejor terapia que existe.

Este blog lo escribo para desahogarme, que en el manual del enfermo apuntan que es una buena forma de expresar lo que voy sintiendo, y sin más pretensiones, y mira, hoy he recibido un mail de una persona que lo ha leido, así que, tocayo, muchas gracias. No esperaba que nadie lo leyera, así que me has sorprendido, para bien.

Bueno, pues seguiré tomando impulso para subir a la meta de la montaña rusa, que es un camino largo, pero cada vez menos tortuoso, porque tengo fe, tengo ganas y mucha energia.

Gracias.

LA MONTAÑA RUSA


El título de mi primer post, LA MONTAÑA RUSA, viene tan bien a cómo me siento, que no hay palabra o frase que lo pueda describir mejor.

Me siento como montado en una montaña rusa, con mis altos y mis bajos (ahora mismo estoy en la zona baja, pero eso sí, dispuesto a escalar hacia la zona alta). Y es que se me hace duro el día a día convivir con algo más que mi organismo. Creo que en estos días he llorado más que en toda mi vida, y es que un tumor no se hace grato para nadie, y necesito, tengo el derecho, o mejor dicho, la obligación de sacar a flote mis sentiminetos en estos momentos. Sé que lo sacaré adelante, que en unos meses todo habrá pasado, y empezaré a valorar lo que hoy en día no valoramos. En realidad estoy empezando a valorar las cosas que no se compran con dinero, las cosas que no salen a bolsa, las cosas que a priori son insignificantes, y que en realidad hacen que la vida tenga sentido. En una semana he aprendido que la riqueza no se mide por la cantidad de euros que uno dispone, sino de la cantidad de gente que se tiene alrededor en los momentos menos agradables, y ahí puedo decir que me siento millonario, debería salir en la revista TIMES como el hombre más rico del mundo. En estos diez dias jamás me ha faltado una llamada, un mensaje, un mail de apoyo, de ofrecimiento, de tranquilidad, de saber que están ahí. Con cada uno de esos actos se me han derramado alguna que otra lágrima, pero de felicidad, de saber que hay mucha gente conmigo, de tanta gente que me va a ayudar a pasar este mal trago.

No sé donde he visto que lo mejor para pasar este calvario es expresar mediante un diario los sentimientos que me van invadiendo. Esto no lo escribo para nadie, tan solo para mí, y me viene genial, no pretendo nada, tan solo ayudarme, sacar lo que llevo, y como soy perezoso para escribir en un diario, aprovecho este lugar para poder hacerlo.

En breve empezaré con mi terapia, no sé si radio o quimio, y debo primero sacar todo afuera para poder permitir que entre el tratamiento lo mejor posible.
Aunque ya voy asimilando todo lo que me vendrá en estos meses, me cuesta trabajo tragarlo, es que es fuerte asumirlo, y debo hacerlo, y lo estoy haciendo.
Ya he pasado por momentos duros, como la extración de líquido de la médula, o la biopsia del bulto maldito, pero como un CAMPEÓN lo he pasado, con angustia, eso sí.

Estoy deseando terminar con todo, para celebrarlo con toda la gente que me están ayudando, que aunque no lo sepan o no se lo haya podido decir, con sus gestos me ayudan bastante. El día de los enamorados, el 14 de febrero sabré cuando empieza mi cura, que día más bonito, y a partir de ese día se gestará mi nueva vida.

Lo dicho, mi vida es una MONTAÑA RUSA.

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