Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas
Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas. Pincha sobre la imagen y ...¡Participa!

19 de octubre de 2008

RADIACTIVE-MAN


Un día de marzo, 18 para se más exactos, me encontraba en una sala fría, a pecho descubierto, con varias personas preguntando, tocando, anotando y programando una máquina. Fue el comienzo del nacimiento de RADIACTIVE-MAN.

Todo empezó en Portugal, cuando jugando a las cartas noté algo que sobresalía en mi esternón. Un bulto empezaba a asomarse sin ton ni son. Sin saber el motivo de tal visita, decidí ir a ver que ocurría. Esa misma noche, acompañado de Javi (mi socio de fatigas), estuve en dos centros hospitalarios, y saqué en claro una cosa, me roban en mi nómina para pagar a unos incompetentes. Mucho tocar el bulto, y lo único que sacan en claro que me tome unos anti-inflamatorios por mandar algo. Después de perder el tiempo regresamos al punto de partida (Portugal). Intenté pasar el fin de semana lo mejor posible, aunque en el fondo estaba angustiado.

Decidí preguntar a un "amigo" médico mientras llegaba y no la cita con el especialista. Este "amigo" vio la radiografía y me tranquilizó, -No te preocupes, es una rotura de la unión de la clavícula y esternón, ni vayas al especialista-. Fueron palabras de liberación, y como se acercaban las navidades, pues si que encontré tranquilidad para pasar estas fiestas. No pensaba ir al especialista, pero como ya tenía la cita concertada, decidí ir, pero iba muy seguro de que me diría que era una tontería, que me fuera para casa tranquilamente. No ocurrió así. La doctora empezó a mirar, a pensar y exclamó -lo que te haya dicho el médico amigo tuyo me parece bien, pero yo voy a tratarte como si no hubiera escuchado ese diagnóstico-. Me pareció coherente, pero seguía convencido de que era una pérdida de tiempo (menos mal que a veces no me hecho cuenta...). Me mandó dos pruebas, análisis de sangre y orina y una resonancia magnética.

Una vez realizadas todas las pruebas, seguía haciendo mi vida tan normal y corriente, autoconvencido de que no pasaba nada, que había librado unas horas en el trabajo para hacerme las pruebas que recalcarían lo que sospechábamos desde el principio, la famosa rotura esternón-clavicular izquierda.

Recién regresado de una reunión en sevilla sonó el teléfono en casa. Una voz al otro lado del teléfono, casi temblorosa pronunciaba mi nombre -¿Carlos Mateo, por favor?-. Le dije que era yo, y a continuación me soltó - Soy la doctora XXX, quiero que te vengas el lunes a primera hora porque algo no va bien-. Eso fue un viernes, así que el fin de semana que pasé me lo guardo, porque fue tremendo, lo que se pasa por la cabeza es increible.

Después de dos días terribles llegó el dichoso lunes. Intentando aparentar tranquilidad en casa, pero comiéndome los nervios por dentro fui a mi cita con la doctora XXX. No me confirmó nada, simplemente me dijo que acudiera el miércoles 30 de enero (dos días después) a hacerme varias pruebas más para determinar que bulto tenía.

Y llegó el día, uf, que día, víspera del cumpleaños de mi mujer. Llegué nervioso, pensando que me harían más pruebas, entre ellas sacarme líquido de la médula. Pero no fue así, La cita era para que otro médico me dijera que tenía un tumor. Estuve una hora en la consulta, y solo recuerdo tres palabras, tumor, radioterapia o quimiterapia. Lo demás lo no escuché nada, solo veía mover la boca al médico y yo pensando, no puede ser, esto no me puede estar pasando a mi. Además, para más inri, el médico pensaba que yo ya sabía lo que tenía, y no tuvo ese toque de sensibilidad. Me rompí por dentro, bueno, por dentro y por fuera. Aguanté a salir para desahogarme, y cuando salí lloré como nunca lo había hecho, creo que hubo un momento en el que me hundí tanto que temía no levantarme. Empecé a tener miedo a la muerte, miedo a que fuera la última vez que viera a mis hijos, miedo a sentir por última vez una caricia de mi mujer, miedo a no ver a mi madre más. Me sentí muy vulnerable, tan chico y todo lo demás tan grande, me sentía como una piedra pesada en el fondo del mar, que no puede salir a flote. Empezó la odiseas de pruebas para determinar el tipo de tumor, y bueno, como ya he contado en capítulos anteriores, es un tumor solitario, la médula limpia y sobretodo muy localizado.

Pero cambié el chip.Empecé a resurgir. Empecé a renacer. Empecé a vivir. Cambiar actitudes, emocionarme con gestos, empecé a hacerme fuerte, a no temer, a no esperar, empecé a luchar.

Todo tiene un principio, una trama y un final, y ahora estoy en la trama. El principio es lo que en estas palabras han salido. El final no sé cual es, y no quiero adelantarme a él, he aprendido a no esperar nada, a disfrutar del día a día. En la trama estoy, y me he convertido en RADIACTIVE-MAN. Parece un comic de un superhéroe, y así me siento, como un superheroe, me siento muy fuerte, valiente, muy capaz de todo.

Hay una frase de una canción que es la realidad, "cuanto más bella es la vida, más feroces sus zarpazos". A mi la vida me ha dado un zarpazo, he recogido la lección, y ahora a curarme de ese zarpazo llamado tumor.

No hay comentarios:

Si te gustó esto, tal vez te interese...

Related Posts with Thumbnails