Concurso de relatos sobre enfermedades crónicas

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19 de octubre de 2008

SUEÑO RARO


Hoy ha llegado un día crucial en esta batalla, en mi batalla. Como si un sueño raro, un mal sueño, una pesadilla se tratase, ya me han dado el diagnóstico definitivo.
Mi enemigo tiene un nombre raro, feo, tan feo como se llaman todas esas enfermedades que no sé quién le ponen esos nombres, o mejor dicho, quién nombra de forma innombrable a estas cosas que la vida nos da. Es tan feo el nombre que ni me acuerdo ni quiero recordarlo.

Para concluir, un tumor óseo, y el tratamiento: radioterapia.

En realidad me han dado una buena noticia, de momento me he quitado la quimio de encima, y eso es bueno, me quieren decir con eso que dentro de lo malo, es bueno. Y debería encajarlo como algo bueno, pero no ha sido así, no sé por qué, pero me ha dado el bajón.

Supongo que ahora llega lo más difícil, la batalla más complicada de la guerra, el bien contra el mal, moros contra cristianos, y aunque tengo un rayo de luz en mi interior, en ese regalo llamado tumor óseo, debo buscar fuerzas por todos lados. Hoy he agachado la cabeza para mañana levantarla con más energía. Tengo una sensación rara en mi interior, como un vacio, hoy estoy viviendo un segundo shock, no sé si más fuerte o más intenso que el primero, que fue cuando me lo dijeron. pero en definitiva un shock.

Mañana intentaré escribir algo más animado, hoy no me salen, y como el manual del enfermo me dice que tengo que escribir lo que siento, sin engañar, porque me engaño a mi mismo, y con las palabras escritas es más fácil expresarlos que con voz.

Mañana empezaré a familiarizarme con nombres como hematólogos, radioterapeuticos, y convivir con ciertos efectos secundarios, como el cansancio, ganas de orinar constantemente, bajones de ánimos, pero lo voy a afrontar, sé que lo voy a sacar adelante.

Es curioso como he aprendido a vivir más en este mes que llevo de enfermedad que en los 30 años anteriores, he cambiado de percepciones de vida, de pretensiones y de ilusiones. Sólo hay dos ilusiones que no han cambiado, ver crecer feliz a mis hijos y seguir por el resto de mi vida con mi mujer. Lo demás ha cambiado:
- De pretender enriquecer mi cuenta bancaria a enriquecerme de vida
- De percibir la vida como algo material a ser la vida el don más apreciado.
- De iluisionarme con abrir un regalo a que me regalen momentos, llamadas de ánimo, ratos de compañías.

Me gusto ahora más que antes, valoro más que antes, y quiero vivir más que antes.

Lo dicho, un sueño raro.

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